(Fragmento)
Pulsad, pulsad el lírico instrumento
los que sentís de la inmortal poesía
el rayo abrazador, y dad al viento
el himno santo que a los triunfos guía;
enardeced el tropical aliento
en patrióticas llamas este día,
en que erguida la patria se levanta,
borra sus odios y sus triunfos canta.
Lanzad ardiente estrepitosa diana
cantores de la América encendida,
ante ese sol que en vuestras frentes mana
rayos de gloria, libertad y vida.
Que a vuestra voz el alma americana,
que hoy sentís palpitar estremecida,
por el espacio azul sus alas tienda
y su grandeza y su misión comprenda.
La lira varonil de la victoria
derribando con ecos soberanos
los ídolos sangrientos de la historia;
en vuestra libre voz americanos
no conservéis su criminal memoria,
a Bolívar cantad, basta ese nombre,
para incendiar el corazón del hombre.
Ese es el genio, el que levanta insana
la torpe losa en que los pueblos gimen,
al que despierta la conciencia humana,
al paria eleva y ametralla el crimen;
alma de fuego, mente soberana
que con los grillos que el esclavo oprimen,
sabe forjar diluvios de centellas
para herir a los déspotas con ellas.
Ese es el héroe: en su mirar de fuego
relampaguea la justicia, el rayo,
él es Leonidas en el campo griego,
es Garibaldi, San Martín, Pelayo;
es el ardiente corazón de Riego,
la España herida protestando en mayo,
es el trueno en Junín, la voz de guerra,
que derrumba los tronos de la tierra.
Que ¿No escucháis esa canción sublime,
grave, solemne, triste, irritadora,
voz de intenso dolor que en Rusia gime
en Suiza canta y en Polonia llora…?
Esa siniestra voz que espanto imprime,
el grito de la Francia redentora,
que hace estallar en su ímpetu iracundo
en mil pedazos el antiguo mundo?
Esa es la libertad. Oíd su acento
cantad; pulsando con valientes manos
nobles hijos del Sol; ya no encadena
el ibero León vuestro ardimiento,
la voz por fin de la justicia suena…
ya sobre el campo de Junín Sangriento,
despedazó la secular cadena
la espada de Bolívar vencedora…
marchad del mundo a la conquista ahora.
Sois libres ya; de independencia al canto
se despertó tras la siniestra bruma,
del Nuevo-mundo a restañar el llanto,
al astro de Atahualpa y Moctezuma.
Id de los libres con el numen santo.
Sacudiendo el letargo que os abruma
a realizar la hermosa profecía
del que os sacó de la abyección un día,
que al pie de ese sublime monumento
que a su memoria alzáis, el héroe vea
realizado su hermoso pensamiento
y sofocada la incendiaria tea;
bebed la fe de su inmortal aliento,
y al resplandor de su divina idea,
haced que de las nieblas del pasado
surja un mundo mejor transfigurado.
Grande es vuestra misión americanos
aún no ha sonado la verdad postrera,
aún oprimidos hay, aún hay tiranos
id, libertad la humanidad entera,
id a escribir llevando entre las manos
el Nuevo-mundo la triunfal bandera,
de la razón las sacrosantas leyes
sobre el derruido trono de los reyes.
(3 de julio de 1856 - 1901) fue un poeta guatemalteco nacido en la hacienda «El Paxte», en las faldas del volcán Ipala, en el departamento de Chiquimula. Sobrino del mariscal Vicente Cerna y Cerna, fue perseguido, exilado y apresado tras laReforma Liberal de 1871 cuando ayudó a su tío a huir del país; siendo un poeta consumado, escribió poemas contra el general Justo Rufino Barrios. El presidente Manuel Estrada Cabrera ordenó a la Tipografía Nacional de Guatemala imprimir sus obras a finales del siglo xix.
Pulsad, pulsad el lírico instrumento
los que sentís de la inmortal poesía
el rayo abrazador, y dad al viento
el himno santo que a los triunfos guía;
enardeced el tropical aliento
en patrióticas llamas este día,
en que erguida la patria se levanta,
borra sus odios y sus triunfos canta.
Lanzad ardiente estrepitosa diana
cantores de la América encendida,
ante ese sol que en vuestras frentes mana
rayos de gloria, libertad y vida.
Que a vuestra voz el alma americana,
que hoy sentís palpitar estremecida,
por el espacio azul sus alas tienda
y su grandeza y su misión comprenda.
La lira varonil de la victoria
derribando con ecos soberanos
los ídolos sangrientos de la historia;
en vuestra libre voz americanos
no conservéis su criminal memoria,
a Bolívar cantad, basta ese nombre,
para incendiar el corazón del hombre.
Ese es el genio, el que levanta insana
la torpe losa en que los pueblos gimen,
al que despierta la conciencia humana,
al paria eleva y ametralla el crimen;
alma de fuego, mente soberana
que con los grillos que el esclavo oprimen,
sabe forjar diluvios de centellas
para herir a los déspotas con ellas.
Ese es el héroe: en su mirar de fuego
relampaguea la justicia, el rayo,
él es Leonidas en el campo griego,
es Garibaldi, San Martín, Pelayo;
es el ardiente corazón de Riego,
la España herida protestando en mayo,
es el trueno en Junín, la voz de guerra,
que derrumba los tronos de la tierra.
Que ¿No escucháis esa canción sublime,
grave, solemne, triste, irritadora,
voz de intenso dolor que en Rusia gime
en Suiza canta y en Polonia llora…?
Esa siniestra voz que espanto imprime,
el grito de la Francia redentora,
que hace estallar en su ímpetu iracundo
en mil pedazos el antiguo mundo?
Esa es la libertad. Oíd su acento
cantad; pulsando con valientes manos
nobles hijos del Sol; ya no encadena
el ibero León vuestro ardimiento,
la voz por fin de la justicia suena…
ya sobre el campo de Junín Sangriento,
despedazó la secular cadena
la espada de Bolívar vencedora…
marchad del mundo a la conquista ahora.
Sois libres ya; de independencia al canto
se despertó tras la siniestra bruma,
del Nuevo-mundo a restañar el llanto,
al astro de Atahualpa y Moctezuma.
Id de los libres con el numen santo.
Sacudiendo el letargo que os abruma
a realizar la hermosa profecía
del que os sacó de la abyección un día,
que al pie de ese sublime monumento
que a su memoria alzáis, el héroe vea
realizado su hermoso pensamiento
y sofocada la incendiaria tea;
bebed la fe de su inmortal aliento,
y al resplandor de su divina idea,
haced que de las nieblas del pasado
surja un mundo mejor transfigurado.
Grande es vuestra misión americanos
aún no ha sonado la verdad postrera,
aún oprimidos hay, aún hay tiranos
id, libertad la humanidad entera,
id a escribir llevando entre las manos
el Nuevo-mundo la triunfal bandera,
de la razón las sacrosantas leyes
sobre el derruido trono de los reyes.
(3 de julio de 1856 - 1901) fue un poeta guatemalteco nacido en la hacienda «El Paxte», en las faldas del volcán Ipala, en el departamento de Chiquimula. Sobrino del mariscal Vicente Cerna y Cerna, fue perseguido, exilado y apresado tras laReforma Liberal de 1871 cuando ayudó a su tío a huir del país; siendo un poeta consumado, escribió poemas contra el general Justo Rufino Barrios. El presidente Manuel Estrada Cabrera ordenó a la Tipografía Nacional de Guatemala imprimir sus obras a finales del siglo xix.
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