Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

17 marzo, 2017

353. La vuelta de Martín Fierro (canto XXXII). José Hernández, Argentino.

Un padre que da consejos
mas que padre es un amigo;
ansí como tal les digo
que vivan con precaución:
nadie sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo.

Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada:
no estrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco;
pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada.

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabio de todas menas,
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.

No aprovechan los trabajos
si no han de enseñarnos nada;
el hombre, de una mirada,
todo ha de verlo al momento:
el primer conocimiento
es conocer cuánto enfada.

Su esperanza no la cifren
nunca en corazón alguno;
en el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios;
de los hombres, sólo en uno;
con gran precaución en dos.

Las faltas no tienen límites
como tienen los terrenos;
se encuentran en los más buenos
y es justo que los prevenga:
aquel que defectos tenga,
disimule los ajenos.

Al que es amigo, jamás
lo dejen en la estacada,
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él:
siempre el amigo más fiel
es una conducta honrada.

Ni el miedo ni la codicia
es bueno que a uno lo asalten;
ansí no se sobresalten
por los bienes que perezcan:
al rico nunca le ofrezcan
y al pobre jamás le falten.

El trabajar es la ley,
porque es preciso adquirir;
no se espongan a sufrir
una triste situación:
sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria, en su afán
de perseguir de mil modos,
llama a la puerta de todos
y entra en la del haragán.

Muchas cosas pierde el hombre
que a veces las vuelve a hallar;
pero les debo enseñar,
y es bueno que lo recuerden:
si la vergüenza se pierde,
jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera;
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.

Respeten a los ancianos,
el burlarlos no es hazaña;
si andan entre gente estraña
deben ser muy precavidos,
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña.

Procuren de no perder
ni el tiempo ni la vergüenza;
como todo hombre que piensa
procedan siempre con juicio;
y sepan que ningún vicio
acaba donde comienza.

Ave de pico encorvado
lo tiene al robo afición;
pero el  hombre de corazón
no roba jamás un cobre,
pues no es vergüenza se pobre
y es vergüenza ser ladrón.

El hombre no mata al hombre
ni peleé por fantasía
tienen en la desgracia mía
un espejo en que mirarse;
saber el hombre guardarse
es la gran sabiduría.

Y les doy estos consejos
que me ha costado adquirirlos,
porque deseo dirigirlos;
pero no alcanza mi cencia
hasta darles la prudencia
que precisa pa regirlos.

Estas cosas y otras muchas
medité en mis soledades;
sepan que no hay falsedades
ni error en estos consejos:
es de la boca del viejo

de ande salen las verdades. 


José Rafael Hernández y Pueyrredón (10 de noviembre de 1834 - 21 de octubre de 1886) fue un militar, periodista, poeta y político argentino, especialmente conocido como el autor del Martín Fierro, obra máxima de la literatura gauchesca. En su homenaje, el 10 de noviembre —aniversario de su nacimiento— se festeja en la Argentina el Día de la Tradición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario