Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

30 marzo, 2024

1073. La casita en la montaña.

La casita en la montaña está pintada de azul, 

y al probarla hasta sabe a pastel. Pastel.

Chocolate en las ventanas, pizarrín en su interior.

Y tiene mucho, mucho color.


Ahí voy, a comerme la casita ahí voy;

y es de azúcar, de almendra y de turrón;

y tiene mucho, mucho sabor.

Ahí voy, por el techo de fresa y de vainilla;

por el pye de manzana por el suelo,

por la puerta de canela voy.


La casita en la montaña está pintada de azul, 

y al probarla hasta sabe a pastel. Pastel.

Chocolate en las ventanas, pizarrín en su interior.

Y tiene mucho, mucho color. 


Ahí voy, por la puerta de servicio que es del otro color;

pues la sala y la cocina tienen otro sabor.

Las paredes son de miel y turrón. 


La casita en la montaña está pintada de azul, 

y al probarla hasta sabe a pastel. Pastel.

Es de helado una ventana y es de nuez la pared,

y ésta muy sabrosa se ve.

De nuez, angelito rosado y hasta un cuadro de té;

los foquitos de dulce, de turrón la pared.

¡Qué bien se ve!


*-*


La casita en la montaña fue pintada de azul, 

y al probarla hasta supo a pastel. Pastel.

Chocolate en las ventanas, pizarrín en su interior.

La casita ya se terminó.




Del álbum "Vamos todos a cantar"

1982.

Autor: Vida Amor de Paz.

27 marzo, 2024

1072. El circo.

 Al empezar el día todo debía prepararse minuciosamente para quienes llegaban a presenciar el espectáculo.

Unos iban por su propio gusto, otros por curiosidad y otros por regresar con algo para contar.

Y entonces aparecía ella, "La estrella". Todos la querían conocer, conocer todo de ella, lo que era, lo hace, lo que piensa.

¡Vaya qué tarea! Ir a perder el tiempo y esperar a que aparezca.

Para acercarse a su costado o por enfrente, vestirse para ella, demostrarle su presencia dispuesta a la pelea. 

Su luz era inmensa. Tanto que para algunos resultaba molesta y empezaron a murmurar que era maligna, que Segaba la vista a los niños, que la tenían que apagar.

Los guardias de la ciudad empezaron a frecuentar el circo, querían encontrar en La estrella ese destello dañino del que todos hablaban. A veces iban con su traje de armadura a plantarse a las afueras, otras, iban disfrazados para poder perseguir todos sus movimientos sin que se diera cuenta, pero La estrella sabía quiénes eran. 

Había una obsesión de ver lo que alguien más dijo en cada paso, movimiento, gesto, saludo, palabra y no digamos su sonrisa, eso era explosivo. Todo parecía ser una evidencia más no una confesión. En ningún momento realmente, significaba nada. 

El público era implacable, la ira los corroía y llegaban a ver a La estrella tan sólo para enardecerse aún más. Es posible que nunca antes se hayan confabulado tantas personas sin conocerse para atacar  a un ser tan inexplicable como esa Estrella. Unos con violencia, otros con propuestas para manchar su luz, y otros convencidos del espectáculo que esperaban ver se venían con tan falsa intención que más bien parecían unas víboras listas para morder. Se cruzaban en su camino los que fueron amigos, conocidos, compañeros, amores, parientes; los que antes fueron enemigos hoy querían su amistad. 

Todo parecía una historia de terror. Se uniformaban para dar a entender algo, quién sabe qué, pero nadie decía nada, probablemente todos conservanan la expectativa de que resultara ser verdad y descubrirla. 

Si la veían en algún lugar cruzando palabras con una persona "x", a la siguiente ocasión era por demás obvio que se le acercó alguien a la persona "x" para informarle del poder de la luz de La estrella, y quedara contaminada de odio ajeno. La querían sin amigos, sin nadie que la apoyara, sin quien ni siquiera le dieran el saludo, buscaban cada vez más adeptos para la misión de acabar con su destello cautivante. 

El fin de cada día era este, una oración para que no resultaran lastimadas personas inocentes que este público en su sed de injustificada venganza o "justicia" o quién sabe cómo se podría llamar a esa actitud, planeaban y se congregaban con tal de apagar la luz de La estrella.

La estrella aún sigue en pie. Y eso es lo que les molesta.

.... 




08 marzo, 2024

1071. Felicidad. Daniel Armas, guatemalteco.

Translator
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Oro, poder, amor, cuanto consigue 

tener el hombre en desenfreno loco, 

podrán darle placer, pero muy poco 

la ansiada dicha que también persigue. 


Dar la vida tono jubiloso,                

sin odio, dolo ni remordimiento; 

limpios de cuerpo, alma y pensamiento;                                  

vivir tan sólo así, sí es ser dichoso.


Daniel Armas López (21 de julio de 1897 - Quetzaltenango, Guatemala. - 22 de febrero de 1983 Guatemala). Escritor. 

 




1070. Lo que son las estrellas. Danel Armas, guatemalteco.

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Dicen que son las estrellas

las doncellas

que han perdido

su doncel.

 

Dicen que son mariposas

 que afanosas

van en busca

de un vergel.

 

Dicen que son margaritas,

florecitas

de jardines

de lo azul.

 

Dicen que son los diamantes

rutilantes 

de una reina

de Estambul.

 

Mas yo sé que no son ellas

mariposas, ni doncellas,

ni son flores,

ni es de mágicos diamantes

su fulgor.

 

Son las almas de los niños

que en la Tierra sin cariños

estuvieron;

almas puras,

almas blancas,

que anhelantes

han buscado a su Señor. 


Daniel Armas López (21 de julio de 1897 - Quetzaltenango, Guatemala. - 22 de febrero de 1983 Guatemala). Escritor. 


Ilustración de Roberto Ossaye