Nunca te quejes de
nadie ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu
vida.
Acepta la dificultad
de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del
verdadero hombre, surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu
soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra, es
el resultado de tus actos, y prueba de que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu
propio fracaso, ni se lo cargues a otro; acéptate ahora, o seguirás
justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para
comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
No olvides que la
causa de tu presente es tu pasado, así como la causa de tu futuro será tu
presente.
Aprende de los
audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a
pesar de todo.
Piensa menos en tus
problemas y más en tu trabajo, y tus problemas, sin eliminarlos, morirán.
Aprende a nacer desde
el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos; mírate en el
espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las
circunstancias, porque tú mismo eres tu destino.
Levántate y mira el
sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la
fuerza de tu vida, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la
suerte, porque la suerte es:
"El pretexto de los fracasados".
Pablo
Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, fue un
poeta chileno, considerado entre los más destacados e influyentes
artistas de su siglo; «el más grande poeta del siglo XX en cualquier
idioma», según Gabriel García Márquez.
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