Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

14 marzo, 2017

347. El infierno no fue el fuego.


En el siglo XII

por combatir la herejía

se quemaron a hombres

y mujeres vivas.



Nueve siglos después

no hace falta ser herejes

sólo basta con nacer

y además nacer mujeres.



Con el agua por las venas

se les lanza al abandono.



¡Qué abandono! Mejor fuera,

que alimento de los lobos.





Hambre, talvez sufrida

pero no de carne

no de hombre, ni agonía

lenta que más arde

destroza y vulnera

dignidad, pensamiento;

larga espera.

¡Que se acabe el infierno!



¡Quién escucha! Nadie entiende,

así hay más comodidad,

aisladas de la gente

preferible es ignorar.



Pero no queremos esto

aunque no haya un hogar

que nos auxilie con respeto

 este no es nuestro lugar;

sin familia y teniendo

la calle nos tendrá

ya se sabe, con los riesgos

porque aquí no es "estar";

no seremos del perverso

que permite a sus demonios

lo alimenten, enfermo

y se enriquezca con nosotros.



¡El infierno no fue el fuego!

Ese fue sólo el final.



Las llamas, sí, arden, duelen

el aire así, hasta lastima

y allí viene atrás la muerte

o el recuerdo maloliente de la vida

que acabó con la inocencia,

se volvió indiferencia, y mató

la ilusión, esperanza, la espera

tenemos que gritarlo: ¡No!


Aunque eso signifique muerte,

ya estamos muertas aquí

encerradas a la propia suerte

y nadie que quiera oír.



Y qué otra cosa queda, veo

los nombres que no volverán.

¡El infierno no fue el fuego!

Ese fue sólo el final.



Despierta cada mañana

y piensa: nadie merece así

morir, ni por ser abandonadas,

ni podría nadie vivir

cada día sin esperanza,

imagina el horror, y ahora

escucha al grito que reclama

¡Nunca olvides nuestra historia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario