Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

29 abril, 2017

420. El bambú japonés.

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego. También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas:

 ¡Crece, maldita sea!

 Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece
¡Más de 30metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Tiempo… Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué…

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés…
¿Para qué?



Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
quizá solo estés echando raíces…

419. Reflexiones. Manuel del Palacio, español.

Felicidad que uno logra y otro no ha de disfrutar,
ni por semejanza debe llamarse felicidad.

La luz no es luz encerrada en un oscuro fanal;
sòlo merece ese nombre cuando alumbra a los demás.

Los buenos corazones son como el yunque;
cuando màs lo golpean mejor reluce.

Si eres favorecedor nunca investigues a quièn,
pero mira mucho y bien a quièn le pides un favor.

En el largo camino de la existencia,
cada cual va tirando de su carreta;
y el honrado y el justo ven con tristeza
que son las màs vacìas las que màs pesan.

El amigo verdadero ha de ser como la sangre,
que siempre acude a la herida sin esperar que la llamen.

Cuando cansado o vencido el espìritu se abate;
cuando de pesar la nube lluvia de làgrimas trae;
cuando el rencor o la envidia o la adulaciòn cobarde
por amigo me pretenden o me señalan por màrtir;
cuando el sol de mi ventana pienso que puede eclipsarse,
 del asilo de mi pecho, donde no penetra nadie,
abro la escondida puerta y en èl me refugio amante

como se refugia un niño en los brazos de su madre.


Manuel del Palacio y Simó (Lérida24 de diciembre de 18311 - Madrid5 de junio de 1906), periodista y poeta satírico español. 


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418. El comienzo. Wolfgang von Goethe, alemán.

En todas las cosas es doloroso comenzar;
en muchas obras, el principio no salta a la vista.
e
El campesino cubre las semillas con la rastra,
y el trigo no madura hasta que viene un buen verano; 
el arquitecto que está construyendo un edificio,
cuanta mayor altura quiere dar a las paredes,
echa las bases a tanta mayor profundidad.

Con cuidado el pintor prepara la tela extendida,
antes de esbozar, lleno de pensamientos, su cuadro;
y sólo lento nace lo que cada uno proyecta.  




Johann Wolfgang von Goethe (AFI: [ˈjoːhan ˈvɔlfɡaŋ fɔn ˈɡøːtə]Fráncfort del Meno, 28 de agosto de 1749-Weimar, 22 de marzo de 1832) fue un poetanovelistadramaturgo y científico alemán, contribuyente fundamental del Romanticismo, movimiento al que influenció profundamente.

417. El verdadero significado de la maternidad. Dale Hanson Bourke,

Mientras almuerzan dos grandes amigas, una de ellas comenta:
¿CREES QUE CAMBIARÁ MI VIDA AHORA QUE VA A NACER MI BEBÉ? 

Su amiga contesta con cautela, en un tono de voz neutro: el cambio será definitivo; ya no podrás levantarte tarde los sábados, ni salir de vacaciones cuando se te antoje, no serás capaz de bañarte por horas…

Es importante que sepas que las heridas físicas del parto y la cesárea sanan; pero el convertirte en madre te dejará una herida emocional tan profunda y abierta, que quedarás vulnerable para el resto de tu vida. Ya no volverás a leer un periódico sin preguntarte: “¿Y si ese hubiera sido mi hijo?” Todo accidente aéreo y todo incendio te causará inquietud. Cuando veas fotografías de niños que están muriendo de hambre, te preguntarás si habrá algo peor que ver morir un hijo. 

Actualmente tus uñas siempre están bien cuidadas y tú luces elegante; pero debes saber que la maternidad reduce a la mujer al primitivo nivel de la osa que protege a su cachorro. El llamado urgente de “¡Mamá!” hará que dejes caer tu mejor pieza de cristal sin el menor titubeo.

Por más años que hayas invertido en tu carrera, la maternidad se interpondrá en el camino del desarrollo profesional. Podrás conseguir que alguien cuide de tu hijo, pero algún día te presentarás en una importante junta de negocios y hasta allá te perseguirá el dulce aroma de tu pequeño. Entonces tendrás que echar mano de toda fuerza de voluntad para no regresar corriendo a casa a cerciorarte de que tu hijo se encuentra bien.

Se debe saber que las decisiones cotidianas dejarán de ser rutinarias; que el deseo de un niño de cinco años de ir al sanitario de varones y no al de damas, en un restaurante, puede convertirse en un gran dilema. Que las cuestiones de independencia e identidad sexual deberán soperarse contra la posibilidad de que haya un violador de niños acechando en ese baño. Por muy resuelta que seas en tu trabajo, como madre nunca sentirás seguridad de haber tomado la decisión acertada.

Mientras pasa tu embarazo piensas constantemente que el sobrepeso es terrible; pero quiero decirte que con el tiempo te librarás de esos kilos de más, pero nunca volverás a sentirte la misma que antes; sentirás que tu vida personal, ahora tan importante, tendrá menos valor para ti después de que nazca tu bebé. Desde que
lo ves por primera vez empezarás a desear vivir más tiempo, no para realizar tus propios sueños, sino para ver cumplidos los de tu hijo. La relación en pareja cambiará, pero no en la forma que tu crees. Debes saber que te volverás a enamorar de tu esposo por motivos que ahora no te parecen románticos. Algunos de ellos son, por ejemplo, el que siempre esté dispuesto a jugar con el hijo y que nunca olvide aplicarle su crema. Ahora, quiero anticiparte la inmensa alegría que sentirás de ver como aprende el niño a patear la pelota. Deseo darte a conocer la risa franca de un bebé que toca por primera vez el pelaje suave de un perro. Quiero que pruebes esa alegría, tan real, que te emociona inmensamente.



NUNCA TE ARREPENTIRÁS. 

416. A ti que eres madre...

Porque gozas del don que Dios te dió...

A ti, porque sin tener hijos físicamente,
eres madre en algún momento de tu vida...

En fin..., este es un homenaje
a la creación..., a la vida..., al amor...

Porque "la maternidad" es:

Más que un simple deseo... Una verdadera actitud.
Más que un hecho fortuito... Algo programado por amor.
Más que una responsabilidad... El desarrollo de una virtud.
Más que una esperanza... Una oportunidad en flor.
Más que... Ser madre... Es la expresión de Dios.

415. De profundis. Luciàn Blaga, rumano.

Madre, mi miedo por lo no visto,

por la nada, es el màs grande

de todos los miedos que puedan existir

y noche tras noche

hace temblar mi jardìn.

Madre, tù que has sido una vez mi tumba,

dime ¿Por què tengo tanto miedo, madre,

en abandonar otra vez la luz? 



Lucian Blaga (1895-1961) fue un poetadramaturgo y filósofo rumano. Es considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX (identificándose como estilo con el expresionismo) y es el primer filósofo rumano que desarrolló un sistema. Aplicó sus teorías filosóficas en varias poesías, especialmente el "conocimiento luciferico" (opuesto al conocimiento racional, científico, que representa la luz, la claridad y que de esta manera destruye los misterios del universo). Fue elegido miembro de la Academia Rumana en 1936 y en 1956 fue nominado por la Academia Sueca para recibir el premio Nobel de Literatura.





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28 abril, 2017

414. El águila y la gallina. Cuento africano. Leonardo Boff, brasileño.

Un pastor vivía tranquilamente en una cabaña cerca de un bosque junto a una montaña. Tenía un corral con gallinas y un rebaño de ovejas que le permitía vivir con humildad.

Aquel año hubo una gran sequía, con lo cual la mayor parte de la hierba desapareció. Por esa razón, el pastor decidió llevar sus cabras a lo alto de la montaña donde, al haber más humedad, encontraría algo de hierba tierna para sus animales. Así lo hizo y, después de un largo caminar llegó a la cima de la montaña. Allí sus animales pastaron durante unas horas, hasta que fue cayendo la tarde y el pastor decidió volver de nuevo a la cabaña donde vivía. Bajaba entre las piedras con su rebaño cuando vio frente a él algo grande, que reconoció como un nido de águilas. Al acercarse observó que en el interior había dos polluelos, uno de los cuales se había matado al desprenderse el nido de la roca en la que se encontraba. El otro polluelo, aunque se movía, parecía gravemente herido.

Al pastor no le gustaban nada las águilas porque las tenía por enemigas. En alguna ocasión habían atacado a sus ovejas recién nacidas e, incluso, se habían llevado a alguna de sus gallinas. No obstante, llevado por la lástima, el pastor se agachó, cogió con delicadeza al polluelo herido y lo llevó a su cabaña. Allí lo curó como pudo y empezó a alimentarlo. El animal se recuperó por completo y comenzó a crecer hasta que se convirtió en un magnifico ejemplar de águila.

A partir del momento en que el águila se hizo adulta, las cosas comenzaron a cambiar. El pastor, que inicialmente se sentía orgulloso de lo que había hecho, empezó a sentirse cada vez más inquieto con la presencia de aquel animal. De alguna manera, no lograba evitar que ciertas imágenes, cargadas de emoción, le vinieran a la cabeza y le recordarán lo que animales como aquél habían hecho con sus ovejas y sus gallinas.

Un día el pastor llegó a una decisión, la de abandonar al animal en el bosque, pensando que sin duda la naturaleza se ocuparía de nuevo en ayudarlo a sobrevivir. Tres veces llevó el pastor el águila al bosque y tres veces el águila le siguió de vuelta, dando pequeños saltitos por el suelo.

No sabiendo ya qué hacer para deshacerse del animal el pastor pensó y pensó, hasta que se le ocurrió la más absurda y desesperada de las ideas: metería el águila en el corral con sus gallinas.

Cuando las gallinas vieron entrar en el corral a ese animal al que tanto temían, se adentraron despavoridas en la pequeña caseta en la que se refugiaban. Pronto se dieron cuenta del extraño comportamiento de aquel animal, que permanecía quieto y solo, y se fueron acostumbrando de forma progresiva a su presencia en aquel lugar.

Los años fueron pasando y aquella águila se acostumbró a vivir como una gallina. Comía lo mismo que comen las gallinas, se movía como las gallinas e incluso aprendió a emitir los mismos sonidos que emiten las gallinas.

Estaba la situación así, cuando pasó por aquella región un naturalista que estaba haciendo un estudio sobre las águilas de aquella región y, al pasar junto a la cabaña del pastor, contempló, incrédulo, el espectáculo que se ofrecía: ni más ni menos que un águila conviviendo con gallinas. Apresurado, golpeó con fuerza la puerta de la cabaña del pastor, el cual, al oír los ruidos abrió sobresaltado.

- ¿Quién es usted, qué es lo que quiere?
– Le ruego me perdone, soy un naturalista que me dedico al estudio de las águilas y he visto que algo inaudito, un águila viviendo entre gallinas.

El pastor comprendió perfectamente la causa de la sorpresa de aquel investigador y, después de invitarle a entrar en su cabaña, le explicó la historia de cómo encontró el águila, la cuidó y la crió entre gallinas.

El naturista escuchaba absorto la historia, hasta que algo le sacudió bruscamente, algo aparentemente inocente, ya que fue sólo un sencillo comentario que hizo el pastor.

- Verá, amigo mío, el animal ha vivido tanto tiempo entre gallinas que no me queda la menor duda de que, aunque su forma siga siendo la de águila, en su interior no es nada más que una gallina.
– De verdad que lo siento, pero no puedo estar más en desacuerdo con lo que acaba de decir - contestó el naturalista.

El pastor se sintió un poco agraviado, porque quizás considerara que nadie conocía tan bien a aquel animal como él.

- Si está tan convencido, ¿por qué no me lo demuestra haciendo que vuele?

El naturalista se fue al corral, cogió el águila e hizo lo primero que se le ocurrió, que fue lanzarla por los aires gritando “¡Vuela!”. El animal cayó pesadamente y se escondió en el interior del corral. El pastor hizo una mueca irónica, aunque ello no hizo que el naturista se diera por vencido. Entonces empezó a mirar a su alrededor como si buscara algo, hasta que se fijó en que a unos metros de allí había una escalera. Se acercó, la cogió y la apoyó en una de las paredes de la cabaña del pastor. Entró de nuevo en el corral, agarró el águila y subió con ella por la escalera hasta llegar al tejado. Desde allí, lanzó el águila por los aires diciendo “¡Vuela!”. El pobre animal se precipitó como una bola de plumas contra el suelo y se quedó unos instantes aturdido. En cuando recuperó su compostura, rápidamente se escondió en el interior del corral.

El pastor dijo entonces con bastante apuro:
- Si sigues así vas a terminar matando a mi pobre gallinita.

Por alguna razón, y a pesar de todas las evidencias en contra y todas las críticas de aquel pastor, el naturalista tenía una absoluta certeza en que el espíritu de un águila jamás muere y, por eso, a pesar de todo no se dio por vencido. De repente, algo en el horizonte captó su atención.

- ¿Qué es aquello que se ve al fondo?
- Es el pico de la montaña donde encontré el águila cuando se desprendió su nido.
– La voy a llevar allí, donde ella nació, tal vez pueda así recordar sus orígenes y se dé cuenta de que puede volar.
– Tú estás loco, eres un insensato incapaz de darte por vencido. ¿Acaso no has tenido suficientes evidencias de lo absurdo de tu teoría, de esa estupidez de que el espíritu de un águila nunca muere?

El naturalista no se defendió, siempre actuó. Entró de nuevo en el corral, cogió el águila y comenzó a caminar con la vista puesta en el pico de aquella montaña. El pastor, sin entender muy bien por qué y viendo que caía la noche, cogió la linterna y les siguió. Durante toda la noche estuvieron subiendo por la montaña sin que el naturalista supiera qué hacer para despertar el espíritu dormido del águila.

Cuando llegaron al pico de la montaña, donde el águila había nacido, empezó a amanecer y entonces el naturalista observó algo curioso: el águila apartaba la mirada del sol. Sin saber con certeza la razón, agarró la cabeza del animal para mantenerlo mirando al sol. En ese momento el águila hizo unos extraños movimientos, abrió sus espléndidas alas y se puso a volar de modo majestuoso y libre. Aquel día el águila recordó quién era en realidad y recuperó su verdadera identidad, que en realidad se alejaba mucho de la gallina que había creído que era.


Es habitual que sólo cuando llegamos a un punto límite de insatisfacción inspiradora tenemos el coraje suficiente de decirnos: “hasta aquí”, “se acabó”, “no voy a seguir así” y optamos por cambiar con genuina determinación. Es entonces cuando damos un paso adelante, forjando un compromiso respetuoso con nosotros mismos y con los demás que nos anima a superar los límites de nuestra incómoda zona de comodidad para explorar nuevo terreno en una zona de aprendizaje donde descubrirnos y evolucionar. 

 

Genésio Darci Boff (n. en ConcórdiaBrasil14 de diciembre de 1938), más conocido como Leonardo Boff, es un teólogo, ex-sacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño.

413. El águila y el halcón.

Cuenta una leyenda de los indios sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo, tomados de la mano, Toro Bravo, el guerrero y Nube Alta, la hija del cacique.
- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Queremos un hechizo, un conjuro, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos -dijeron los jóvenes al unísono.

- Hay algo que puedo hacer por vosotros, pero es una tarea muy difícil y sacrificada -dijo el brujo tras una larga pausa.
- No importa -dijeron los dos.
- Entonces -dijo el brujo- Nube Alta, sin más armas que una red y tus manos, subirás al monte y cazarás al halcón más vigoroso. Tráemelo vivo el tercer día de luna llena… Y tú, Toro Bravo -prosiguió el anciano- tú debes traer de la montaña más alta a la más valiente de las águilas, y traerla viva sin ninguna herida.
Los jóvenes asintieron en silencio y, después de mirarse con ternura, partieron. El día establecido por el brujo, los jóvenes llegaron a su tienda con dos grandes bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Eran sin duda las aves más hermosas de su estirpe.
- Ahora -dijo el brujo- atad entre sí a las aves por las patas con estas tiras de cuero. Después soltadlas y dejad que intenten volar. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse en el suelo. Irritadas por su incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí.


- Éste es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto hoy. Vosotros sois como el águila y el halcón... si os atáis el uno al otro, aunque sea por amor, viviréis arrastrándoos y, tarde o temprano, os haréis daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure volad juntos pero jamás atados.

412. La Sabiduría del águila.

El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. Volar se hace ya tan difícil!

Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durara 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas.

Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

En nuestras vidas, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor.


Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

411. Los dos halcones.

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.  Pasando unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar el ave.  Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.

Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil.  Publicó por fin un bando entre sus súbditos y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines.

"Traedme al autor de ese milagro", dijo.  Enseguida le presentaron a un campesino.
"¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?"


Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: “No fue difícil, su Alteza: sólo corté la rama.  El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se lanzó a volar."

26 abril, 2017

410. El barbero y Dios.

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba. 

Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas, de pronto tocaron el tema de Dios y el barbero dijo: 

- Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice. 

-Pero, ¿por qué dice usted eso? - preguntó el cliente. 

-Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, ¿Acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos, habría niños abandonados? Si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad, yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. 

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. 

Recién abandonaba la barbería cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo, al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. 

Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero. 

-¿Sabe una cosa?, los barberos no existen. 

-¿Cómo que no existen? - preguntó el barbero 

-Si aquí estoy yo y soy barbero. 

-¡No! - dijo el cliente - no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle. 

-¡Ah!, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí. 

-¡Exacto! - dijo el cliente - ese es el punto, Dios si existe; lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan? Por eso hay tanto dolor y miseria.

409. Paz.

"Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
 La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacifico.  
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, el miró tras la cascada una grieta en la Roca. En esta grieta se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido... ¡Paz perfecta!

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora? El Rey escogió la segunda. ¿Sabes porque?

"Porque," explicaba el Rey, "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.

408. Parábola de la educación.

Iba un hombre caminando por el desierto cuando oyó una voz que le dijo: Levanta unos puños de piedritas, mételos a tu bolsillo y mañana te sentirás a la vez triste y contento.

Aquel hombre obedeció.  Se inclinó, recogió un puñado de piedritas y se los metió en el bolsillo.  A la mañana siguiente, vio que las piedritas se habían convertido en diamantes, rubíes y esmeraldas.

Y se sintió feliz y triste.  Feliz por haber recogido las piedritas; triste, por no haber recogido más.  Lo mismo ocurre con la educación.

407. La limosna.

Cuenta San Francisco de Sales que en el campo, a algunas gallinas les sucede que apenas ponen los huevos llega la comadreja y se los come.

¿Por qué?  Porque la gallina comete la imprudencia de ponerse a cacarear y su enemiga, esa especie de ratón grande que se llama comadreja, apenas oye el cacareo se da por informada de que hay huevos puestos y se viene para devorarlos.


Y el Santo saca esta conclusión.  Así le pasa a quien anda contando, publicando y cacareando las limosnas que reparte, viene su enemigo, que es la vanidad, y le roba los premios que se iba a conseguir para el cielo, y las bendiciones de Dios.

25 abril, 2017

406. Espera, no tan rápido.

Cuentan que una vez un científico soberbio fue con Dios y le dijo:
- Señor, convocamos a una junta científica mundial y hemos decidido que ya no te necesitamos.

El señor con su infinita paciencia oyó al hombre y le preguntó:
-¿Ah sí? ¿Y cómo llegaron a esa decisión?
- Pues ya hacemos trasplantes de prácticamente cualquier miembro del cuerpo, podemos hacer bebes para parejas que no pueden tener hijos, crear vida artificial, clonar a la gente y hacer todas esas cosas que antes se consideraban milagrosas.

Dios sólo lo escuchaba y luego atinó a decir:
- ¿Pueden crear vida?
- Así es.  Respondió el científico.
- ¿Qué te parece si hacemos un concurso de crear vida?  Lo hacemos del modo antiguo, así como yo formé a Adán; tú sabes.
- Me parece bien.  Contestó el científico.
- Está bien, pues comencemos.  Exclamó Dios.

Entonces el científico tomó un puño de tierra, y le dice Dios:

- Espera, no tan rápido; consíguete tu propia tierra.

21 abril, 2017

405. La libertad, dices. Otto René Castillo, guatemalteco.

Translator
La libertad,
me dices,
es lo más bello
que existe
en nuestro joven
planeta.

Sin ella
no se puede vivir;
es como el oxígeno
del alma.

Si tú la tienes,
ya no la puedes
perder,
porque te morirías
de tan inmenso dolor.

Ella no se conquista.
Se lleva sencillamente,
como la tarde,
en el fondo del corazón.
Pero yo que vivo
y sufro mi país
como ninguno,
no estoy de acuerdo
contigo.

Los hombres de aquí
no han sido libres jamás.

A muchos ya ni les importa
si la cadena es gruesa
y más gruesa cada día.

No les conmueve saber
que la patria
como una triste y dulce
golondrina,
agoniza lentamente,
rodeada por el frío
y la miserable indiferencia
de sus hijos.

Ni tú conoces,
además,
la torpe dictadura
que sufrimos en mi país.

Ni has perdido
jamás tu libertad.
Y tu risa,
es la más alegre
de todas la risas
que conozco.
Tu patria
es ya un suceso
de simples madrugadas,
que canta en alba
para ti y los tuyos.

Pero algún día
nosotros
también seremos libres.

Entonces,
tendremos
que defender
todos los días
nuestra libertad,
haciendo roncos sacrificios
de ternura y bondad.

En nosotros
está la libertad,
como, en la noche
la aurora,
y de nuestra
atronadora voluntad
está marcada ya
la digital
de su rostro.

También a la libertad
hay que acostumbrarse
para amarla,
y se la debe cuidar
cada segundo,
porque durante mucho
tiempo
se la busca
para matarle a golpes
su suave y claro
corazón de multitudes.

Pero ante todo,
cuando no se la tiene,
cuando no se conocen
los gestos peculiares
de su rostro,
entonces se debe luchar
por encontrarla,
por liberarla
de la más honda tiniebla.

Así la libertad
es el logro estupendo
de los que nunca
han sido libres de verdad.

Y una vez alcanzada,
su acción
debe repetirse

durante toda la vida. 




 
Otto René Castillo (Quezaltenango25 de abril de 1936– 23 de marzo de 1967) fue un poeta, activista y combatiente guerrillero guatemalteco.

Obtuvo varios premios: 
 Al Torneo Estudiantil Centroamericano de poesía en 1955, con su poema "Llama viva", (un canto a San Salvador que le acogía en su destierro) se le unió al año siguiente el mismo premio con un trabajo conjunto con Roque Dalton, por el poema "Dos puños por la tierra". 

En Guatemala fue galardonado con el Premio Autonomía de la Universidad en 1956 por su poema
"Pequeño canto a la patria".


En 1957, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas le otorga en Hungría el Premio Internacional de Poesía por su poema "Distante de tu rostro". 

En 1958 ganó premio "Filadelfo Salazar", de la Universidad de San Carlos de Guatemala.