RIMA XX.
Sabe, si
alguna vez tus labios rojos
quema
invisible atmósfera abrasada,
que al alma
que hablar puede con los ojos,
también
puede besar con la mirada.
RIMA XXI.
¿Qué es
poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila
tu pupila azul.
¿Que es
poesía?, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía...
eres tú.
RIMA XLIV
Como en un
libro abierto
leo de tus
pupilas en el fondo;
¿A qué fingir
el labio
risas que se
desmienten con los ojos?
¡Llora! No te
avergüences
de confesar
que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie
nos mira!
Ya
ves: soy un hombre... ¡Y también lloro!
RIMA LXXVII
Es un sueño
la vida,
pero un sueño
febril que dura un punto;
Cuando de él
se despierta,
se ve que
todo es vanidad y humo...
¡Ojalá fuera
un sueño
muy largo y
muy profundo,
un sueño que
durara hasta la muerte!...
Yo
soñaría con mi amor y el tuyo.
RIMA LXXXI
Dices que
tienes corazón, y solo
lo dices
porque sientes sus latidos;
eso no es
corazón... es una máquina
que
al compás que se mueve hace ruido.
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870),1 fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo.
Hijo del pintor José Domínguez Insausti,
que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José
Domínguez Bécquer. Su madre fue Joaquina Bastida Vargas. Por el lado
paterno descendía de una noble familia de comerciantes de origen flamenco, los Becker o Bécquer.
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