Rhododendron

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Tsutsuji

17 marzo, 2017

356. Contemplaciones de la vida. Mario Morales Monroy, guatemalteco.

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La vida es un transeúnte filosofal
siempre camina
con vegetales miras
hacia el más allá.
En ella existe el pulso material
y hay más de nostalgia que de felicidad.

La vida es una necesidad
química y social,
cuya magia
define la sensación de la ventura
 el líquido de mal.

Viéndola actuar es débil y fugaz;
su actitud no contempla
nuestra humanidad
porque se inicia en el astro
de amena soledad,
y porque sabe guardar
un equilibrio de arena
en los pretiles vendados por el gas.
Nadie puede quitarle su azúcar su sal
porque se moriría de pesar.
La vida es una llave umbilical
de números opacos
y relojes que llaman luz la maternidad.
No sabemos su origen,
-parece ser de pan-,
defenderla es cegarle su calcio
matinal
porque sólo ella entiende su dimensión
de sabor capricornio
e invernal.
La vida tiene senos tristes
de contacto nupcial
por donde corren miles
de esparadrapos
con glóbulos, sutiles
y estómago sensual;
tiene toda la especie de las máquinas
ferroviarias
cuando empieza a funcionar;
aprendió a deletrear
los ecos de los pensiles
en un cuarto de positiva
báscula nuclear.

Cuando nació los astronautas
la vendaron de ebrios fósforos.
La cabalgaron y la hicieron llorar,
y románticos cantaron
sus poros
de guitarra al amor de teletipos húmedos
y a los cuadernos lánguidos
con números
de sonámbulo paladar.

La vida va de viaje por los teatros,
las oficinas, los almacenes y el mar;
la vida se haya en todo
mientras se puede suspirar;
es tan sólo un retrato
para la humanidad
y su estatura vertical
un tanto
donde los sueños han principiado
a laborar.

La vida no es únicamente
tener oportunidad
de comprender lo que se va en los trenes,
los buses y la oscuridad 
y en el mugido de los bueyes
con pastos de enfermedad;
ni es tampoco el extravío breve
de dos cirios que se llegan a juntar,
ni la llama que no supo volar.

La vida es como eclipses
de estrella, y nada más;
necesita el humo lírico de los peces
 para no gravitar
en los seres
de destino trivial.

La vida es una aritmética global
y tiene más atracción que el radar,
y es una puerta difícil de poder cerrar.

Nadie sabe de ella  sus verdaderos
goces, ni muchos menos
cuándo morirá.


 


Nació en la ciudad de Chiquimula el 30 de septiembre de 1933 y falleció el 4 de junio 1964.

Conocido en el ámbito literario como “El Romántico Poeta Chiquimulteco”.
 

 

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