Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

28 septiembre, 2018

632. Canta y camina. San Agustín, argelino.

Óyeme, tú que eres joven,
tú que sabes comprender,
tú que guardas en tus manos tanta fe,
tú que buscas las verdades,
tú que tienes corazón,
tú serás como nosotros,
cantarás nuestra canción.

Canto a la flor del campo,
canto al viento, canto al mar,
canto a la luz que muere en el trigal,
canto al amor sincero,
canto al fuego del hogar,
canto a la verdadera libertad.

Canto a los verdes prados,
canto al aire, canto al sol,
canto al azul del cielo y al amor,
canto a la gente humilde
que me mira sin rencor,
canto a la paz del mundo,
canto a Dios.







San Agustín o Agustín de Hipona o, en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis es un santo, padre y doctor de la Iglesia católica. Wikipedia
Fecha de nacimiento13 de noviembre de 354 d. C., Tagaste
Fecha de la muerte28 de agosto de 430 d. C.





631. La emancipación de los osos.


Los osos suelen nacer en camadas de uno o dos ejemplares y son educados generalmente por sus madres. Son ellas las que les enseñan a evitar peligros, a pescar y a seguir rastros en los bosques.

Una de las primeras cosas que mamá osa enseña a sus retoños es a ponerse a salvo ante un posible peligro. Cuando ella anticipa una situación peligrosa gruñe haciendo una señal. Los oseznos al oír la señal se encaraman a lo alto del árbol más cercano que encuentran. Mamá, con los cachorros a salvo, queda liberada para enfrentarse al peligro con mayor seguridad.

Cuando la situación de amenaza ha pasado, mamá oso hace una nueva señal y sus oseznos responden a su llamada bajando de los árboles que les habían servido de refugio.

Con el paso de los meses llega el momento en que mamá oso da por concluida la educación de sus hijos. Cuando ella considera que están preparados para tomar sus propias decisiones les da la última lección.

Tal vez les mire de una forma especial, sabiendo que es la última vez que les va a ver bajo el rol de mamá e hijo, sabiendo que si se vuelven a encontrar tendrán que pelear entre sí, mamá oso hace la señal que indica peligro. En respuesta a su gruñido, sus hijos hacen lo que su mamá les enseñó a hacer, y buscan un árbol al que se encaraman.

Cuando sus retoños están en lo alto de los árboles, mamá oso se va. Sin echar la vista atrás desaparece del alcance de sus hijos para no volver jamás.

Es fácil imaginar la desesperación en la que poco a poco van sumiéndose los oseznos. Ellos esperan la señal de su mamá que les indique que el peligro ha cesado y que pueden bajar... pero dicha señal no va a llegar nunca.

Esta es la última lección que su mamá les da. Ellos tienen que aprender a desafiar sus enseñanzas, tienen que aprender a tomar sus propias decisiones, tienen que aprender a valerse por sí mismos.

Cuando el frío, el hambre y la desesperación se apoderan de ellos, poco a poco, van a ir descendiendo de las copas de los árboles. Seguramente temerosos, seguramente inseguros,... pero esta es la forma en la que ella les ayuda a tomar sus propios caminos.

21 septiembre, 2018

630. ¿Por qué la gente grita?


Un día el hombre más anciano de una tribu preguntó a los demás:

-¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los hombres pensaron unos momentos:

-Porque perdemos la calma – dijo uno- , por eso gritamos.

-Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – Preguntó- el anciano.- ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

 
Los hombres dieron algunas respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al anciano.
Finalmente él explicó:

-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir es distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el anciano preguntó:
-¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente. ¿Por qué?
Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
 
El anciano continuó:
-Cuando se enamoran más así… ¿Qué sucede? No hablan, solo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas que se aman.

El anciano terminó diciendo:

-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta, que no encontrarán más el camino de regreso. 

16 septiembre, 2018

629. El turista y el sabio.


"Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, en Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno únicamente de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.

- ¿Dónde están sus muebles? -preguntó el turista.

- ¿Y dónde están los suyos...? -respondió rápidamente el sabio.

- ¿Los míos? -se sorprendió el turista- ... ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!- 

- Yo también... -concluyó el sabio-. 

La vida en la tierra es solamente temporal... Sin embargo, algunos viven acaparando como si fueran a quedarse aquí eternamente."

628. El samurai.

Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
 
Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.
 
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío.
 
Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le grito todos los insultos conocidos -ofendiendo incluso a sus ancestros-.
Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.
 
Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
 
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: 
 
-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
 
El maestro les preguntó: 
 
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿A quién pertenece el obsequio?
-A quien intento entregarlo- respondió uno de los alumnos.
-Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-
 
Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los lleva consigo.