Uno se pierde, a veces, en el fondo de una mujer y no vuelve a encontrarse jamás.
Uno se marcha luego por el mundo incompleto de sí, completo silo de su silencio.
A veces, en un bar, tomando coñac y oyendo tristes blues, se acerca alguien que nos recuerda a la mujer donde nos hemos perdido.
Y su compañía nos deja más solos que nunca. Uno se bebe su coñac y se va luego.
Sin que nadie lo entienda, porque se marcha sonriendo. Si al menos estuviera triste. Si sufriera al menos, se murmura.
Uno se sale por la puerta de fondo, porque se considera el gran estafado, cuando en realidad sólo se ha perdido en el fondo complejo de una mujer, que ni siquiera se ha ido, sino que solo nos ha dejado marchar.
En realidad, no nos ha entendido. Nos gusta que nos digan, como a los niños solitarios: "No te vayas. Quédate aún. Es todavía tan temprano.
Eso hace tan importantes nuestros besos, que uno cae víctima de su propia importancia. Uno es así cuando está solo. Copado de si hasta los bordes.
Uno necesita que alguien de verdad lo necesite. Y como nadie lo llama, para que uno no se vaya, entonces uno se pierde, en el fondo de una mujer, que luego también se marcha, creyendo que nos hemos aburrido de besar sus labios y mirar su alma.
Es todo tan complejo que, a veces, pienso con envidia en los enamorados sencillos, que unidos por las manos y los labios, no conocen aún la soledad del cuerpo.
Uno se pierde, a veces, en el fondo de una mujer, que luego se va, y cuando uno se ha ido.
Y ya no nos volvemos a encontrar. Porque uno se queda solo consigo, para siempre, creyéndose el gran estafado, que debe beber coñac y estar muy triste, para cumplir su ronca tarea de vivir.
Obtuvo varios premios: Al
Torneo Estudiantil Centroamericano de poesía en 1955, con su poema
"Llama viva", (un canto a San Salvador que le acogía en su destierro) se
le unió al año siguiente el mismo premio con un trabajo conjunto con
Roque Dalton, por el poema "Dos puños por la tierra".
En Guatemala fue galardonado con el Premio Autonomía de la Universidad en 1956 por su poema "Pequeño canto a la patria".
En
1957, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas le otorga en
Hungría el Premio Internacional de Poesía por su poema "Distante de tu
rostro".
En 1958 ganó premio "Filadelfo Salazar", de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Amor, con mi alegría, con mi tristeza, amor, te llevaré por la vida: allí, no tengas pena, mi corazón alumbrará tus pasos y tus pies, así como en esta noche inmensa, que cerró los ojos, dejándonos adentro, abrazados, mi sola frente nos alumbra.
Amor, mi frente se dobla en el viento para amar y buscar tu agitada estatura de espuma...
Obtuvo varios premios: Al
Torneo Estudiantil Centroamericano de poesía en 1955, con su poema
"Llama viva", (un canto a San Salvador que le acogía en su destierro) se
le unió al año siguiente el mismo premio con un trabajo conjunto con
Roque Dalton, por el poema "Dos puños por la tierra".
En Guatemala fue galardonado con el Premio Autonomía de la Universidad en 1956 por su poema "Pequeño canto a la patria".
En
1957, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas le otorga en
Hungría el Premio Internacional de Poesía por su poema "Distante de tu
rostro".
En 1958 ganó premio "Filadelfo Salazar", de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Obtuvo varios premios: Al
Torneo Estudiantil Centroamericano de poesía en 1955, con su poema
"Llama viva", (un canto a San Salvador que le acogía en su destierro) se
le unió al año siguiente el mismo premio con un trabajo conjunto con
Roque Dalton, por el poema "Dos puños por la tierra".
En Guatemala fue galardonado con el Premio Autonomía de la Universidad en 1956 por su poema "Pequeño canto a la patria".
En
1957, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas le otorga en
Hungría el Premio Internacional de Poesía por su poema "Distante de tu
rostro".
En 1958 ganó premio "Filadelfo Salazar", de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
El viento, durante un descanso, le preguntó a un anciano:
―¿Qué es la verdad?
Y El Anciano, que era muy hablador, le susurró al viento:
―No conozco nada más irónico y bipolar que la verdad. Ese
cuchillo que es al mismo tiempo de plástico y de metal; sujetado por
los pensamientos; cuyo mango es la garganta y cuyo filo es la lengua.
Un arma blanca que hace sangrar al corazón; que hiere al orgullo y que hace cuestionarse a la razón su propia razón. La verdad es una
puñalada que nos hace libres, pero a veces la libertad nos apuñala por la espalda. Querido viento, no conozco nada que sea al mismo tiempo tan placentero y dañino como lo es la verdad. Querido viento, ve y dile a la humanidad la verdad.
―¿Qué verdad? ―indagó el viento con curiosidad.
―Que ya no sabe amar.
Nacido en Malabo (Guinea Ecuatorial) el 2 de agosto de 1993.