Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

30 noviembre, 2021

973. El mejor regalo.

A un amigo mío llamado David, su hermano le dio un automóvil como regalo de Navidad.
 

En nochebuena, cuando David salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando alrededor del brillante coche nuevo admirándolo.

-¿Este es su coche señor?- preguntó. David afirmó con la cabeza.

-Mi hermano me lo dio en Navidad.- El niño estaba asombrado.

- ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada?, Vaya me gustaría...- titubeó el niño.
 

Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir, que le gustaría tener un hermano así, pero lo que el muchacho realmente dijo
estremeció a David de pies a cabeza.

- Me gustaría - prosiguió el niño -poder ser un hermano así.-
David miró al niño con asombro, e impulsivamente añadió:

-¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto?

- Oh, sí, eso me encantaría.-

Después de un corto paseo, el niño volteó y con los ojos chispeantes dijo:

- Señor... ¿No le importaría que pasáramos frente a mi casa?-
David sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería.
Quería enseñar a sus vecinos que podía llegar a su casa en un gran automóvil, pero de nuevo, David estaba equivocado.

- ¿Se puede detener donde están esos dos escalones?-
Pidió el niño.

Subió corriendo y en poco rato David oyó que regresaba,
pero no venía rápido. Llevaba consigo a su hermanito lisiado.
Lo sentó en el primer escalón, entonces le señaló hacia el coche.

- ¿Lo ves? Allí está Juan, tal como te lo dije, allí arriba.
Su hermano se lo regaló de Navidad y a él no le costó ni un centavo,
y algún día yo te voy a regalar uno igualito...
entonces podrás ver por ti mismo todas las cosas bonitas de los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de contarte.-

David, bajó del coche y subió al muchacho enfermo al asiento delantero.
El hermano mayor, con los ojos radiantes, se subió atrás de él y los tres comenzaron un paseo navideño memorable.

Esa Nochebuena, David comprendió lo que Jesús quería
decir con la frase: "
Hay más dicha en dar..."  

972. Mensaje de ayuda. Esopo, griego.

Un padre que ya estaba desesperado porque sus dos pequeños hijos siempre se estaban peleando y nunca se ayudaban, decidió llamarles para hacerles el siguiente comentario:

Hijos, vengan, ¿Ven esto? Son cuatro lápices cada uno representa a papá, mamá a ti hija y a ti hijo. Por favor cada quien rompa su lápiz.

Y efectivamente cada quien iba rompiendo su lápiz; primero el niño, después la niña, la mamá y el papá.

Al terminar les volvió a decir: 

Ahora tomen otros lápices, y tú hija dale tu lápiz a tu hermano. Junten los dos y trata de romperlos hijo.

 

Y el niño con mayor dificultad pudo romperlos.
Y volvió a expresar el papá: 

Ahora, hijo, toma tres lápices.


Y el niño todavía con mayor dificultad pudo romperlos.
 

-Ahora, hijo, toma cuatro lápices,- señaló.
Y el niño por más esfuerzos que hacía, no pudo romperlos.
Y concluyó diciendo el papá:

¿Se fijan hijos? Nosotros somos como los lápices. Solos, somos vulnerables, pero cuando nos ayudamos y estamos juntos, nadie puede hacernos daño.

La unión hace la fuerza.

 


Esopo fue un fabulista de la Antigua Grecia. Wikipedia

 

27 noviembre, 2021

971. La pobre viejecita. Rafael Pombo, colombiano.

Érase una viejecita
sin nadita que comer
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez

Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en que vivir
fuera de una casa grande
con su huerta y su jardín.

Nadie, nadie la cuidaba
sino Andrés y Juan y Gil
y ocho criados y dos pajes
de librea y corbatín.

Nunca tuvo en qué sentarse
sino sillas y sofás
con banquitos y cojines
y resorte al espaldar.

Ni otra cama que una grande
más dorada que un altar,
con colchón de blanda pluma,
mucha seda y mucho holán.


Y al mirarse en el espejo
la espantaba siempre allí
otra vieja de antiparras,
papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecita
no tenía que vestir
sino trajes de mil cortes
y de telas mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos,
chanclas, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz.

Apetito nunca tuvo
acabando de comer,
ni gozó salud completa
cuando no se hallaba bien.

Y esta pobre viejecita
cada año, hasta su fin,
tuvo un año más de vieja
Y uno menos que vivir.

Se murió del mal de arrugas,
ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
ni de hambre ni de sed.


Y esta pobre viejecita
al morir, no dejó más
que onzas, joyas, tierras, casas,
ocho gatos y un turpial.

Duerma en paz, y Dios permita
que logremos disfrutar
las pobrezas de esa pobre
y morir del mismo mal. 




 

José Rafael Pombo y Rebolledo fue un escritor, poeta, fabulista, traductor, intelectual y diplomático colombiano. Wikipedia

Nacimiento: 7 de noviembre de 1833, Bogotá, Colombia
Fallecimiento: 5 de mayo de 1912.