Hay que darle todo lo que quiera
desde muy pequeño.
Celebrarle
todas sus maldades como gracia.
No darle
orientación espiritual.
Darle la
razón en todo.
Dejarlo
leer todo lo que quiera.
Permitirle
que presencie discusiones familiares.
Dejarlo
libre de cualquier responsabilidad.
Proporcionarles
todo el dinero que se pueda.
Permitirle
que vaya a donde él desee.
Ponerse
de parte de él cuando no tenga la razón, o sea evidente una culpa de la cual se
le acusa.
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