Cierta mañana, mi padre me invito a dar un paseo por el bosque y acepte con placer.
Él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
Además del cantar de los pájaros, ¿Escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
Estoy escuchando el ruido de una carroza.
Eso es -dijo mi Padre-. Es una carroza vacía.
Pregunté a mi Padre: ¿Cómo sabes que es una carroza vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carroza está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo de lo que tiene (y lo más seguro no tiene nada), de sentirse prepotente y haciendo menos a la gente, tengo la impresión de oír a voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace".
Él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
Además del cantar de los pájaros, ¿Escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
Estoy escuchando el ruido de una carroza.
Eso es -dijo mi Padre-. Es una carroza vacía.
Pregunté a mi Padre: ¿Cómo sabes que es una carroza vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carroza está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo de lo que tiene (y lo más seguro no tiene nada), de sentirse prepotente y haciendo menos a la gente, tengo la impresión de oír a voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace".
No hay comentarios:
Publicar un comentario