¿Por qué
temerle a la pobreza si es la que mide la fe y el
amor de los humanos?
¿Por qué temerle al futuro si sólo es la cosecha de
las
acciones y pensamientos que hoy se siembran, y aquellos
que viven en amor
saben que todo mañana es mejor que
cualquier ayer?
¿Por qué temerle al dolor si es el que nos impulsa a
crecer
espiritualmente y nos enseña resignación, fortaleza y
perseverancia?
¿Por qué temerle al fracaso si es una prueba para los que
anhelan la gloria y es el punto de partida a una vida de
paz, equilibrio y felicidad? ¡La valentía es la medalla de los hijos de Dios!
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