Rhododendron

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Tsutsuji

21 abril, 2017

405. La libertad, dices. Otto René Castillo, guatemalteco.

Translator
La libertad,
me dices,
es lo más bello
que existe
en nuestro joven
planeta.

Sin ella
no se puede vivir;
es como el oxígeno
del alma.

Si tú la tienes,
ya no la puedes
perder,
porque te morirías
de tan inmenso dolor.

Ella no se conquista.
Se lleva sencillamente,
como la tarde,
en el fondo del corazón.
Pero yo que vivo
y sufro mi país
como ninguno,
no estoy de acuerdo
contigo.

Los hombres de aquí
no han sido libres jamás.

A muchos ya ni les importa
si la cadena es gruesa
y más gruesa cada día.

No les conmueve saber
que la patria
como una triste y dulce
golondrina,
agoniza lentamente,
rodeada por el frío
y la miserable indiferencia
de sus hijos.

Ni tú conoces,
además,
la torpe dictadura
que sufrimos en mi país.

Ni has perdido
jamás tu libertad.
Y tu risa,
es la más alegre
de todas la risas
que conozco.
Tu patria
es ya un suceso
de simples madrugadas,
que canta en alba
para ti y los tuyos.

Pero algún día
nosotros
también seremos libres.

Entonces,
tendremos
que defender
todos los días
nuestra libertad,
haciendo roncos sacrificios
de ternura y bondad.

En nosotros
está la libertad,
como, en la noche
la aurora,
y de nuestra
atronadora voluntad
está marcada ya
la digital
de su rostro.

También a la libertad
hay que acostumbrarse
para amarla,
y se la debe cuidar
cada segundo,
porque durante mucho
tiempo
se la busca
para matarle a golpes
su suave y claro
corazón de multitudes.

Pero ante todo,
cuando no se la tiene,
cuando no se conocen
los gestos peculiares
de su rostro,
entonces se debe luchar
por encontrarla,
por liberarla
de la más honda tiniebla.

Así la libertad
es el logro estupendo
de los que nunca
han sido libres de verdad.

Y una vez alcanzada,
su acción
debe repetirse

durante toda la vida. 




 
Otto René Castillo (Quezaltenango25 de abril de 1936– 23 de marzo de 1967) fue un poeta, activista y combatiente guerrillero guatemalteco.

Obtuvo varios premios: 
 Al Torneo Estudiantil Centroamericano de poesía en 1955, con su poema "Llama viva", (un canto a San Salvador que le acogía en su destierro) se le unió al año siguiente el mismo premio con un trabajo conjunto con Roque Dalton, por el poema "Dos puños por la tierra". 

En Guatemala fue galardonado con el Premio Autonomía de la Universidad en 1956 por su poema
"Pequeño canto a la patria".


En 1957, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas le otorga en Hungría el Premio Internacional de Poesía por su poema "Distante de tu rostro". 

En 1958 ganó premio "Filadelfo Salazar", de la Universidad de San Carlos de Guatemala. 

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