Mientras almuerzan dos grandes
amigas, una de ellas comenta:
¿CREES QUE CAMBIARÁ MI VIDA AHORA
QUE VA A NACER MI BEBÉ?
Su amiga contesta con cautela, en
un tono de voz neutro: el cambio será definitivo; ya no podrás levantarte tarde
los sábados, ni salir de vacaciones cuando se te antoje, no serás capaz de
bañarte por horas…
Es importante que sepas que las
heridas físicas del parto y la cesárea sanan; pero el convertirte en madre te
dejará una herida emocional tan profunda y abierta, que quedarás vulnerable
para el resto de tu vida. Ya no volverás a leer un periódico sin preguntarte:
“¿Y si ese hubiera sido mi hijo?” Todo accidente aéreo y todo incendio te
causará inquietud. Cuando veas fotografías de niños que están muriendo de
hambre, te preguntarás si habrá algo peor que ver morir un hijo.
Actualmente tus uñas siempre
están bien cuidadas y tú luces elegante; pero debes saber que la maternidad
reduce a la mujer al primitivo nivel de la osa que protege a su cachorro. El
llamado urgente de “¡Mamá!” hará que dejes caer tu mejor pieza de
cristal sin el menor titubeo.
Por más años que hayas invertido
en tu carrera, la maternidad se interpondrá en el camino del desarrollo
profesional. Podrás conseguir que alguien cuide de tu hijo, pero algún día te
presentarás en una importante junta de negocios y hasta allá te perseguirá el
dulce aroma de tu pequeño. Entonces tendrás que echar mano de toda fuerza de
voluntad para no regresar corriendo a casa a cerciorarte de que tu hijo se
encuentra bien.
Se debe saber que las decisiones
cotidianas dejarán de ser rutinarias; que el deseo de un niño de cinco años de
ir al sanitario de varones y no al de damas, en un restaurante, puede
convertirse en un gran dilema. Que las cuestiones de independencia e identidad
sexual deberán soperarse contra la posibilidad de que haya un violador de niños
acechando en ese baño. Por muy resuelta que seas en tu trabajo, como madre
nunca sentirás seguridad de haber tomado la decisión acertada.
Mientras pasa tu embarazo piensas
constantemente que el sobrepeso es terrible; pero quiero decirte que con el
tiempo te librarás de esos kilos de más, pero nunca volverás a sentirte la
misma que antes; sentirás que tu vida personal, ahora tan importante, tendrá
menos valor para ti después de que nazca tu bebé. Desde que
lo ves por primera vez empezarás
a desear vivir más tiempo, no para realizar tus propios sueños, sino para ver
cumplidos los de tu hijo. La relación en pareja cambiará, pero no en la forma
que tu crees. Debes saber que te volverás a enamorar de tu esposo por motivos
que ahora no te parecen románticos. Algunos de ellos son, por ejemplo, el que
siempre esté dispuesto a jugar con el hijo y que nunca olvide aplicarle su
crema. Ahora, quiero anticiparte la inmensa alegría que sentirás de ver como
aprende el niño a patear la pelota. Deseo darte a conocer la risa franca de un
bebé que toca por primera vez el pelaje suave de un perro. Quiero que pruebes
esa alegría, tan real, que te emociona inmensamente.
NUNCA TE ARREPENTIRÁS.
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