Felicidad
que uno logra y otro no ha de disfrutar,
ni por
semejanza debe llamarse felicidad.
La luz no
es luz encerrada en un oscuro fanal;
sòlo
merece ese nombre cuando alumbra a los demás.
Los
buenos corazones son como el yunque;
cuando
màs lo golpean mejor reluce.
Si eres
favorecedor nunca investigues a quièn,
pero mira
mucho y bien a quièn le pides un favor.
En el
largo camino de la existencia,
cada cual
va tirando de su carreta;
y el
honrado y el justo ven con tristeza
que son
las màs vacìas las que màs pesan.
El amigo
verdadero ha de ser como la sangre,
que
siempre acude a la herida sin esperar que la llamen.
Cuando
cansado o vencido el espìritu se abate;
cuando de
pesar la nube lluvia de làgrimas trae;
cuando el
rencor o la envidia o la adulaciòn cobarde
por amigo
me pretenden o me señalan por màrtir;
cuando el
sol de mi ventana pienso que puede eclipsarse,
del
asilo de mi pecho, donde no penetra nadie,
abro la
escondida puerta y en èl me refugio amante
como se
refugia un niño en los brazos de su madre.
Manuel del Palacio y Simó (Lérida, 24 de diciembre de 18311 - Madrid, 5 de junio de 1906), periodista y poeta satírico español.
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