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En los lugares que he recorrido, en aquellos que he
disfrutado, siempre, a cada momento, la sonrisa de un niño he encontrado.
Mas lo que hoy me ha pasado, no ha sido poco, en el camino me
he encontrado, ni más ni menos, que un niño roto.
¿Un niño roto me preguntas? Así me lo ha dicho él. ¿Te
extrañas? ¿Te asombras? Como este niño roto, está éste, está aquel. Y me narró
su larga historia, y su triste vida, sacó de su pequeña memoria, y me contó lo
que leerás enseguida.
Cuando fui concebido, mi padre salió huyendo. Venir al mundo
no había pedido, y, allí un hilo se me fue yendo. Mi madre valiente, me dio a
luz, me vio crecer, pero mi vida fue su gran cruz. Y allí empecé a descoser. Mi
padrastro me maltrataba, a mi madre decía querer pero también le pegaba. Y así
me empecé a romper. En los años de mi estudio, no pude muy alto ascender, pues
la maestra, con sus gritos y miradas, me terminaba de romper. Cuando ya estaba
en despojos, nadie me decía querer, nadie me miraba a los ojos, nadie me
volteaba a ver.
¿Alguien tiene una aguja? ¿Quién me quiere coser? Porque mi
alma por dentro puja, deseando volver a querer.
Y, así como este niño, ¿Cuántos más en el mundo han de haber? Que les falta nuestro cariño, que necesitan nuestro querer.
La pregunta es muy dura, tal vez un poco descortés. Pero… ¿A
cuántos niños como este, has roto alguna vez?
Zully Patricia Soberanis Montes, directora de la escuela Santa
Bárbara, zona 18 de la ciudad de Guatemala de 1988 a 2013.
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