Rhododendron

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Tsutsuji

31 mayo, 2017

463. Lo que un padre sensato nunca diría. Harriet Webster. Selecciones del Reader’s D.

A veces todos decimos cosas ofensivas a nuestros hijos, y no por ello se acaba el mundo. Sin embargo, la repetición constante de comentarios perjudiciales pueden afectarles para toda la vida. “Los niños aprenden a comunicarse en casa”, observa Michael Beatty, profesor de comunicación en la Universidad Estatal de Cleveland en Ohio. “Los chicos que son blanco permanente de insultos y críticas llegan a adultos usando el mismo lenguaje negativo”. Esto puede ocasionarles dificultades en el trabajo, con sus cónyuges y con sus propios hijos.

Los psicólogos, los educadores y otros expertos han identificado los comentarios más destructivos que los padres hacen a sus chicos. Si usted ha incurrido en esta conducta, quizá esté minando la sensación de bienestar de su hijo hoy y en los años venideros. He aquí siete de las frases más comunes y destructivas que puede decir a sus pequeños.

1-“Deberías haberlo hecho así”.
2-“¿Eso es tu cabello o te pusiste un trapeador en la cabeza?”.
3-“No hablas en serio”.
4-“Es el dibujo más hermoso que he visto en mi vida”.
5-“oye, eres un salvaje”.
6-“Te estás buscando una bofetada”.
7-“Ahora no”.

-“Deberías haberlo hecho así”.
No se debe conjugar el verbo “deber” con los hijos, ni usar la crítica, esto humilla y los vuelve hoscos y retraídos. Hasta la crítica constructiva duele cuando se expresa en un mal momento, en ocasiones es preferible no hablar del asunto de inmediato. La profesora Anita Vangelisti de comunicación verbal de la Universidad de Texas en Austin, recomienda “Más tarde, dirija sus esfuerzos a explorar los sentimientos del niño y a trabajar con él para encontrar la manera de mejorar su desempeño”.

-“¿Eso es tu cabello o te pusiste un trapeador en la cabeza?”.
Los hijos dependen de sus padres para que les digan quiénes son en el mundo, las bromas crean incertidumbre porque los pequeños nunca saben hasta qué punto habla en serio el padre. Carole Lieberman, psiquiatra de California.

-“No hablas en serio”.
Adele Faber, coautora del libro “Cómo hablar a los hijos para que aprendan en casa y en la escuela” dice: cuando continuamente negamos los sentimientos de nuestros hijos, les damos a entender que no deben expresarlos, y ellos empiezan a creer que lo mejor es guardarse la ira y otras emociones. Cuando su hijo exprese una fuerte desilusión o una emoción negativa no lo contradiga, en vez de ello, escúchelo y acepte respetuosamente sus sentimientos.

-“Es el dibujo más hermoso que he visto en mi vida”.
Aunque los chicos necesitan comentarios positivos cuando hacen las cosas bien, hay que templar los elogios con la sinceridad y sin ambigüedades.

-“oye, eres un salvaje”.
Janet Christie, trabajadora social de Florida recomienda que para expresar enojo sin causar daño físico o emocional, los padres tienen que criticar la conducta no al niño y darle instrucciones precisas de lo que tendrá que hacer en consecuencia.

-“Te estás buscando una bofetada”.
Como los falsos cumplidos, las falsas amenazas minan la credibilidad de los padres. Trate de sustituir la amenaza con una promesa motivadora para estimular en él la conducta deseada.

-“Ahora no”.
Naturalmente, hay ocasiones de mucho ajetreo o confusión en las que todo padre o madre tiene que pedirle a su hijo que espere hasta más tarde. Pero los aplazamientos constantes pueden dejar una huella duradera.

“Los niños responden mejor a los actos y las palabras que les parecen alentadoras, y reaccionan mal ante el castigo y los comentarios denigrantes, pues éstos los desaniman. El aliento capacita. El desaliento incapacita”. Shirley Gould, psicoterapeuta retirada y autora de “Cómo criar un hijo independiente”.


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