A veces todos decimos cosas ofensivas a nuestros hijos, y no
por ello se acaba el mundo. Sin embargo, la repetición constante de comentarios
perjudiciales pueden afectarles para toda la vida. “Los niños aprenden a comunicarse
en casa”, observa Michael Beatty, profesor de comunicación en la Universidad
Estatal de Cleveland en Ohio. “Los chicos que son blanco permanente de insultos
y críticas llegan a adultos usando el mismo lenguaje negativo”. Esto puede
ocasionarles dificultades en el trabajo, con sus cónyuges y con sus propios
hijos.
Los psicólogos, los educadores y otros expertos han
identificado los comentarios más destructivos que los padres hacen a sus
chicos. Si usted ha incurrido en esta conducta, quizá esté minando la sensación
de bienestar de su hijo hoy y en los años venideros. He aquí siete de las
frases más comunes y destructivas que puede decir a sus pequeños.
1-“Deberías haberlo
hecho así”.
2-“¿Eso es tu cabello
o te pusiste un trapeador en la cabeza?”.
3-“No hablas en
serio”.
4-“Es el dibujo más
hermoso que he visto en mi vida”.
5-“oye, eres un
salvaje”.
6-“Te estás buscando
una bofetada”.
7-“Ahora no”.
-“Deberías haberlo hecho así”.
No se debe conjugar el verbo “deber” con los hijos, ni usar
la crítica, esto humilla y los vuelve hoscos y retraídos. Hasta la crítica
constructiva duele cuando se expresa en un mal momento, en ocasiones es
preferible no hablar del asunto de inmediato. La profesora Anita Vangelisti de
comunicación verbal de la Universidad de Texas en Austin, recomienda “Más
tarde, dirija sus esfuerzos a explorar los sentimientos del niño y a trabajar
con él para encontrar la manera de mejorar su desempeño”.
-“¿Eso es tu cabello o te pusiste un trapeador en la
cabeza?”.
Los hijos dependen de sus padres para que les digan quiénes
son en el mundo, las bromas crean incertidumbre porque los pequeños nunca saben
hasta qué punto habla en serio el padre. Carole Lieberman, psiquiatra de
California.
-“No hablas en serio”.
Adele Faber, coautora del libro “Cómo hablar a los hijos
para que aprendan en casa y en la escuela” dice: cuando continuamente negamos
los sentimientos de nuestros hijos, les damos a entender que no deben
expresarlos, y ellos empiezan a creer que lo mejor es guardarse la ira y otras
emociones. Cuando su hijo exprese una fuerte desilusión o una emoción negativa
no lo contradiga, en vez de ello, escúchelo y acepte respetuosamente sus
sentimientos.
-“Es el dibujo más hermoso que he visto en mi vida”.
Aunque los chicos necesitan comentarios positivos cuando
hacen las cosas bien, hay que templar los elogios con la sinceridad y sin
ambigüedades.
-“oye, eres un salvaje”.
Janet Christie, trabajadora social de Florida recomienda que
para expresar enojo sin causar daño físico o emocional, los padres tienen que
criticar la conducta no al niño y darle instrucciones precisas de lo que tendrá
que hacer en consecuencia.
-“Te estás buscando una bofetada”.
Como los falsos cumplidos, las falsas amenazas minan la
credibilidad de los padres. Trate de sustituir la amenaza con una promesa
motivadora para estimular en él la conducta deseada.
-“Ahora no”.
Naturalmente, hay ocasiones de mucho ajetreo o confusión en
las que todo padre o madre tiene que pedirle a su hijo que espere hasta más
tarde. Pero los aplazamientos constantes pueden dejar una huella duradera.
“Los niños responden mejor a los actos y las palabras que
les parecen alentadoras, y reaccionan mal ante el castigo y los comentarios
denigrantes, pues éstos los desaniman. El aliento capacita. El desaliento
incapacita”. Shirley Gould, psicoterapeuta retirada y autora de “Cómo criar un
hijo independiente”.
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