Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

24 mayo, 2017

454. Fabricando un padre.

En el taller más extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos, los afamados carpinteros y los mejores obreros celestiales que debían fabricar al padre perfecto: "Debe ser fuerte", comentó uno.

-También, debe ser dulce- comentó otro experto.

- Debe tener firmeza y mansedumbre: tiene que saber dar buenos ejemplos-.

-Debe ser justo en momentos decisivos, alegre y comprensivo en los momentos tiernos-.

 ¿Cómo es posible, interrogó un obrero, poner tal cantidad de cosas en un solo cuerpo? -Es fácil, contestó el ingeniero, sólo tenemos que crear un hombre con la fuerza del hierro y que tenga corazón de caramelo.

Todos rieron ante la ocurrencia y se escuchó una voz (era el Maestro, dueño del taller del cielo):

Veo que al fin comienzan, comentó sonriendo. No es fácil la tarea es cierto, pero no es imposible si ponen interés y amor en ello.
 Y tomando en sus manos un puñado de tierra, comenzó a darle forma. 

¿Tierra? -preguntó sorprendido uno de los arquitectos- ¡Pensé que lo fabricaríamos de mármol o marfil o piedras preciosas!

-Este material es necesario para que sea humilde, le contestó el Maestro.

 Y extendiendo su mano sacó de las estrellas oro y lo añadió a la masa. 

Esto es para que en pruebas brille y se mantenga firme. Agregó a todo aquello, amor, sabiduría, le dio forma, le sopló de su aliento y cobró vida, pero... faltaba algo, pues en su pecho le quedaba un hueco.

 ¿Y qué pondrás ahí? -preguntó uno de los obreros-. Y abriendo su propio pecho, y ante los ojos asombrados de aquellos arquitectos, sacó su corazón y le arrancó un pedazo y lo puso en el centro de aquel hueco.

Dos lágrimas salieron de sus ojos mientras volvía a su lugar su corazón ensangrentado. ¿Por qué has hecho tal cosa? -le interrogó un ángel obrero- y aun sangrando, le contestó el Maestro:

 Esto hará que me busque en momentos de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con paciencia, y sobre todo, que esté dispuesto aún al sacrificio por los suyos y que dirija a sus hijos con su ejemplo, porque al final de su largo trabajo, cuando haya terminado su tarea de padre allá en la tierra, regresará hasta mí. Y satisfecho por su buena labor, yo le daré un lugar aquí en mi reino. Le extenderé mi mano, descansará en mi pecho y tendrá Vida Eterna.


 Pues yo también soy Padre y por él, por su bien, para otorgarle vida, me arranqué del corazón un pedazo de amor y lo puse en su pecho. Para que a mi regrese, guiado por la sangre que derramé por él en una cruz, para darle el perdón, para mostrarle que aunque es duro ser padre, cuando extiendes tus brazos y perdonas, la recompensa es vida, gozo y amor eterno. 

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