Cuando tu
hijo te busque con la mirada... míralo.
Cuando tu
hijo te tienda sus brazos... abrázalo.
Cuando tu
hijo te busque con la boca... bésalo.
Cuando tu
hijo te quiera hablar... escúchalo.
Cuando tu
hijo se sienta desamparado... ampáralo.
Cuando tu
hijo se sienta solo... acompáñalo.
Cuando tu
hijo te pida que le dejes... déjalo.
Cuando tu
hijo te pida regresar... recíbelo.
Cuando tu
hijo se sienta triste... consuélalo.
Cuando tu
hijo está en el esfuerzo... anímalo.
Cuando tu
hijo esté en el fracaso... protégelo.
Cuando tu hijo pierda toda esperanza... aliéntalo y ayúdalo con
tu amor a ser dichoso.
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