Rhododendron

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Tsutsuji

08 mayo, 2017

431. Los oficios de una madre. María Mercedes de la Peña de Ayala.

El hilo que teje la interminable red de la vida, inicia en el claustro más cálido y amoroso que existe, el vientre de una madre, lo que la convierte en la inventora de la máquina más perfecta y sofisticada, única, irrepetible y funcional con tantos engranajes, aparatos y sistemas para su funcionamiento que dejarán perplejo al más sabio de los sabios.


Esta será su primera de las miles de profesiones y ocupaciones que desarrollará a lo largo de esa vida que acaba de procrear el ser generadora de vida.


Al ser depositado en su regazo ese ser indefenso que sentirá hambre y frío, brotará de su pecho el alimento que lo nutrirá durante los primeros meses y sus brazos serán el calefactor apoyo y sostén que darán seguridad, la cual se prolongará en toda su existencia y dotándolo de una parte de su amor que se irá incrementando.


Los oficios de lavandera, cocinera, enfermera, velador, etcétera, seguirán por un largo, muy largo tiempo. Más tarde será instructora de gateo, de caminata, del habla, de la forma de ingerir los alimentos, del uso de los cubiertos, de aseo personal, como ir al baño lavarse las manos, los dientes y bañarse.


Aunado a lo anterior será cantante, pintora, contadora de cuentos, una gran futbolista o la que cate las sopas de galleta que la hija preparó, ratos en los que juega y convive con los hijos.


Se convertirá en la gran consoladora cuando el hijo recibe un golpe, se le aplica una vacuna, sufre una caída o enfermedad.


Será también el paño de lágrimas por un fracaso del hijo, así es la existencia de una mamá viviendo de un momento a otro emociones, así como pasar de la alegría al dolor, del optimismo a la frustración o derrota, lo importante será demostrar a los hijos paciencia, serenidad, dominio de las emociones, fortaleza, vitalidad, sin que asome por algún rinconcito que el rol de mamá nos ha consumido o cansado, sino manifestar que es un Titán o Sansón que de por vida lo va a proteger, cuidar y amar.


La misión de una madre es aquella en la que no hay quejas, para dar ejemplo de fortaleza a los hijos, cuando el viento les es contrario.


Elevemos diariamente una oración por la madre que nos dio la vida, ya que esta vale la pena vivirla por los hijos, que ahora nosotros formamos, a quienes se les otorgan raíces tan fuertes y alas tan ligeras, para que sean personas con valores, capaces de enfrentar los retos de la vida. 
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