Cuentan que un hombre subió a un avión para viajar a Nueva York.
Padecía de ansiedad y le daba mucho miedo volar.
Tomó varias pastillas relajantes y procuró descansar un poco.
En esto un niño de unos 10 años entró buscando su asiento y se sentó justo a su lado.
El niño era muy educado, lo saludó y se puso a colorear en su libro de pintar.
El niño no presentó rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fue nada tranquilo, hubo varias tormentas y mucha turbulencia. En un momento dado hubo una sacudida muy fuerte en el avión, y aunque todos los pasajeros estaban muy nerviosos, el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.
¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? Se preguntaba
aquel hombre.
Ya al final del vuelo, intrigado, le preguntó:
"Niño: ¿No has tenido miedo?".
"No señor" - contestó el niño - y mirando su libro de pintar le dijo:
"Mi padre es el piloto".
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