1.- No tratarás a los niños como a personas mayores.
2.- Serás para tus hijos un modelo de naturalidad, que inspire confianza.
3.- Dejarás a tus hijos plena libertad en su placer y los ayudarás cuando se trate de renunciar a algo.
4.- Amarás a tus hijos, no a ti mismo, a fin de que sean felices en este mundo.
5.- Educarás a tus hijos en la libertad y sin coacción.
6.- No verás pecado alguno en el amor y se lo enseñarás así a tus hijos.
7.- No educarás a tus hijos con arrebatos irreflexivos, sino con serenidad.
8.- Reconocerás en las rarezas de tus hijos tus propios defectos y sacarás de ellos provecho para tu propia educación.
9. Educarás a tus hijos para la comunidad y no aislados de ella, aunque como seres singulares.
10.- Te preocuparás de la educación tanto más cuanto más pequeños sean tus hijos, y tanto menos cuanto mayores sean.
(Tomado de la revista: Educar hoy, n. 11, enero-febrero, 1988, 23)
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