Dice el poeta Kabir:
¿De qué le sirve al sabio abstraerse en el estudio detallado
de palabras sobre esto y lo de más allá, si su pecho no está empapado de amor?
¿De qué le sirve al asceta vestirse con vistosos ropajes, si
en su interior no hay colorido?
¿De qué te sirve limpiar tu comportamiento ético hasta sacarle
brillo, si no hay música dentro de ti?
El discípulo: “¿Cuál es la diferencia entre el conocimiento
y la iluminación?”.
El maestro: “Cuando posees el conocimiento, empleas una
antorcha para mostrar el camino. Cuando posees la iluminación, te conviertes tú
mismo en antorcha”.
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