No le pidas a tus hijos tener vidas
extraordinarias, tal esfuerzo puede parecer admirable, pero es el camino a la
locura.
Ayúdales, en cambio, a encontrar el asombro y la maravilla de una vida
ordinaria.
Muéstrales la alegría de saborear manzanas, tomates
y peras.
Muéstrales cómo llorar cuando las mascotas y la gente mueren.
Muéstrales el placer infinito de tocar una mano.
Y haz que lo ordinario cobre
vida para ellos. Lo extraordinario se hará cargo por sí mismo.
HERMOSO PENSAMIENTO !!!!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar