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Rasgos biográficos de
Ismael Cerna Sandoval. (Escrita por Gilberto Armando Lima).
Ismael Cerna es considerado, junto con José Batres Montúfar,
el más alto exponente de la poesía lírica guatemalense del siglo pasado.
Nació en el Paxhte, hacienda enclavada en las faldas del
volcán de Ipala, en el municipio del mismo nombre, del departamento de
Chiquimula, el 3 de julio de 1856. Fueron sus padres Don Nemesio Cerna y Doña
Francisca Sandoval de Cerna, familia de considerable posición económica y
social.
Pasó su niñez en la hacienda, al lado de sus progenitores, alternando
el aprendizaje de sus primeras letras con la escenificación de juegos
infantiles entre escoltas gobierntistas y “Lucios”, así como en la
contemplación de la majestuosa laguna engarzada como una perla en el cono del
volcán, y el de los distintos parajes que vislumbran en la lejanía, montado
acaso en caballo brioso. A la edad de 10 años marchó hacia la capital con el
objeto de continuar estudios. A los 12 años comenzó a escribir sus primeros
versos. Lo confirma el poema que dedicara a Carmen, su hermana menor, en
ocasión de su primera comunión:
“Siempre vea en tu labio, hermana mía,
sonrisas de cariño para mí:
Mírete siempre llena de alegría,
que mirándote así seré feliz…”
Se graduó de Bachiller en Filosofía en el Colegio de San
Buena Ventura y estudió Medicina, Derecho y Teología, carreras que no concluyó.
Indómito, rebelde y combativo, su espíritu hecho de fuego se empezó a forjar
desde muy joven en los crisoles de la
adversidad. El movimiento revolucionario acaudillado por el General
Justo Rufino Barrios que derrocó al régimen de su tío, el Mariscal Vicente
Cerna, a la sazón Presidente de la República, fue sin duda, el hecho que más
influyó en la vida atormentada del poeta. Al arribo del nuevo gobernante al
poder, víctima de la persecución de que fue objeto la familia Cerna Sandoval,
por desacuerdo con el régimen de turno su padre es asesinado; su hermano Wenceslao, quien se encontraba
enfermo de tifoidea, pierde la razón, situación que lo condujo al suicidio, e
Ismael Cerna, después de haberse refugiado en la República de El Salvador, es
extraído militarmente junto con su hermano Máximo y su madre, y compelidos a
largas y penosas caminatas a pie hasta llegar a esta capital, en donde son
encerrados en la penitenciaría Central.
Su madre fue puesta en libertad y regresa a su terruño, no así el poeta, que desde la prisión concibe sus más
febricitantes poemas: “En la cárcel” y “A Guatemala”. El poema “En la cárcel” fue enviado por el
autor al Señor Francisco Lainfiesta, Jefe de una imprenta semi-oficial, para
que lo publicara, quien se negó a hacerlo por temor a represalias. Sin embargo,
el poema llegó por fin a las manos del gobernante, que después de leerlo,
furibundo, llamó al poeta, le interrogó detalladamente y viendo en él a un
hombre valeroso e inquebrantable, ordenó su libertad. Corría el año de
1863. Cinco años habían transcurrido ya
desde el día de su ingreso a la Penitenciaría Central. El poeta marchó
nuevamente a El Salvador.
Días después de la muerte del General Barrios en Chalchuapa,
luchando por la unidad de Centroamérica, y al no tener ya ningún motivo de
destierro, Ismael regresa a Guatemala, pero esta vez, como Martí, el gran bardo
cubano, para terciar el fusil e incorporarse a “La Facción de Matalapa”,
denominada así, por el lugar donde tuvo origen la insurrección, la cual era una
hacienda propiedad de su hermano Máximo, localizada entre la jurisdicción de
Ipala y la frontera de El Salvador. Se sindicaba como cabecillas de esta
facción al General Mardoqueo Sandoval (quien era su tío), Máximo e Ismael Cerna
y otros familiares.
Tal levantamiento llegó a oídos del Teniente Coronel José
María Galer, Comandante de Armas del departamento de Chiquimula y encargado por
el gobierno central, de vigilar y mantener el orden a lo largo de toda la
frontera del citado departamento, y quien el día 20 de mayo de 1885, para ser
más exactos, se constituyó con su tropa en la hacienda “El Paxhte”, capturando
a Ismael y a sus hermano Rafael, y conduciéndoles inmediatamente a la cárcel de
la población de Ipala, de donde Rafael –joven aún- se fuga ante la expectación
de sus custodios. La noche de ese mismo día, Ismael Cerna es enviado a las
cárceles de la ciudad de Chiquimula y días después a la Penitenciaría Central
de la Ciudad Capital.
Transcurrió el tiempo e Ismael Cerna, el poeta de “Pecho
viril y pensamiento altivo”, fue puesto nuevamente en libertad y fue entonces,
cuando según Mencos Franco, tuvo una época de relativa tranquilidad y cuando
escribió algunos de sus mejores poemas. Sin embargo, su espíritu inquieto e
inestable lo hace encaminar sus pasos nuevamente a territorio salvadoreño y se
radica en Santa Ana. No le fue difícil conseguir empleo, pues Ismael Cerna se
encontraba dotado de múltiples capacidades; al par que era poeta y dramaturgo,
también fue mentor, sembrando la semilla del saber en los campos de la ciencia.
Fue así como se hizo cargo de las cátedras de Literatura en las aulas del
Colegio de Primera y Segunda Enseñanza que dirigía su primo Virgilio Sandoval.
En esa época contrajo nupcias con una prima suya: Lucila
Sandoval, a quien se dice amó tanto, y a la que tuvo el infortunio de perder
prematuramente. A su memoria dedicó el poema “A Lucila”.
Se dice que en tiempo de Manuel Estrada Cabrera, Ismael
Cerna regresa a Guatemala.
El 2 de abril de 1899 se cumple un aniversario más de la
muerte del General Barrios. Ismael Cerna, como se suponía, fue invitado para
asistir al Cementerio General, a los actos conmemorativos en homenaje al
Reformador. Después de los discursos
oficiales, en los cuales se ponderaba la figura de Barrios, el poeta, es casi
inducido a hacer uso de la palabra. El ambiente se tornó tenso, ya que todos
conocían el antagonismo que existía entre el caudillo y el poeta. El poeta
habló y lo hizo en verso diciendo el poema “El perdón”.
El 8 de abril de 1901, el poeta que seguirá siendo gloria de
Guatemala y América, que nunca doblegó su frente ni aún ante quien pudo
responderle con la muerte, falleció, víctima de la diabetes y, a su sepelio que
se realizó en el Cementerio General de la capital escasamente concurrieron doce
personas.
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