Esta es mi voz, tierra adorada,
mi voz que te llega como un abrazo ancho
y que te besa en la frente
con la excitada furia
de tu clima caliente.
¡Aquí mi voz! ¡Aquí mi sangre!
Para aprisionar entera
tu estatura de ensueño.
Hace siglos que vivo dialogando
con la trágica nostalgia de adivinarte
en el polvo doloroso de la ausencia,
es entonces que llegas hasta mi alma
empujada en la punta del suspiro
para estallarme en el pecho
como un sol de ternura,
es entonces que te siento más mía,
como esta voz que te canta,
más como mi sangre
que en reminiscencias siderales
corre por tus soberbias arterias de silencio.
Yo encuentro, Chiquimula,
tu inconfundible presencia
de auténtica dulzura
en la embrujada copa de mi sueño,
he bebido tu imagen cadenciosa
y la he sentido suave
como esencia de harina
o como entraña de gacela tierna.
Oíd mi voz porque te pertenece,
oídla porque lleva el ritmo de mi sangre
que es parte de tu sangre, ¡Chiquimula!
Y si yo no fui poeta para hacerte grande,
déjame al menos, tierra mía:
¡Sentirme poeta para verte grande!
(Febrero de 1,961).
mi voz que te llega como un abrazo ancho
y que te besa en la frente
con la excitada furia
de tu clima caliente.
¡Aquí mi voz! ¡Aquí mi sangre!
Para aprisionar entera
tu estatura de ensueño.
Hace siglos que vivo dialogando
con la trágica nostalgia de adivinarte
en el polvo doloroso de la ausencia,
es entonces que llegas hasta mi alma
empujada en la punta del suspiro
para estallarme en el pecho
como un sol de ternura,
es entonces que te siento más mía,
como esta voz que te canta,
más como mi sangre
que en reminiscencias siderales
corre por tus soberbias arterias de silencio.
Yo encuentro, Chiquimula,
tu inconfundible presencia
de auténtica dulzura
en la embrujada copa de mi sueño,
he bebido tu imagen cadenciosa
y la he sentido suave
como esencia de harina
o como entraña de gacela tierna.
Oíd mi voz porque te pertenece,
oídla porque lleva el ritmo de mi sangre
que es parte de tu sangre, ¡Chiquimula!
Y si yo no fui poeta para hacerte grande,
déjame al menos, tierra mía:
¡Sentirme poeta para verte grande!
(Febrero de 1,961).
Gran poeta chiquimulteco, tuve la suerte de conocerle personalmente, admirar su poesía lírica vertida de sus labios, allá por los años sesentas
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