El joven está
confuso. Su idea de la justicia no
parece
avenirse con lo leído en el Evangelio.
Pregunta:
- ¿Por qué
Dios paga igual jornal a quien trabajó
de sol a sol y
a quien sólo trabajó una hora?
El maestro
pondera el valor de la justicia de
Dios, cuya
acción está explicada por dos nuevos
elementos: el
amor y la gratuidad. Y prosigue:
- Un padre
tiene tres hijos.
Uno es fuerte y sano, constituye un
ejemplo de laboriosidad y entrega al trabajo
familiar.
El segundo es débil y de salud
quebradiza, trabaja regularmente, pero no puede con los
trabajos más duros y a veces ha de guardar
cama.
El tercero tiene parálisis desde la infancia,
es una carga en casa, ya que no puede valerse
por sí mismo. Vive gracias a los cuidados de
los demás.
¿A quién de los tres hijos habrá de
amar más el padre?
El joven, tras
breves reflexión, responde en tono seguro:
- Los tres
tienen igual derecho al amor del padre,
y en todo caso
recibirá más amor aquel que
tenga mayor
necesidad de ser amado. El padre
ama sin más,
no por los méritos que tenga cada
uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario