Rhododendron

Rhododendron
Tsutsuji

02 febrero, 2017

291. Buscar a Dios donde se encuentra. Vidal Ayala.

El ermitaño, en oración oyó claramente la voz

de Dios. Le invitaba a acudir a un encuentro

especial con Él. La cita era para el atardecer del

día siguiente, en la cima de una montaña lejana.

Temprano se puso de camino; necesitaba toda

la jornada para llegar al monte y escalarlo. Ante

todo, quería llegar puntual a la importante entrevista.

Atravesando un valle, se encontró a varios campesinos

ocupados en intentar controlar y apagar

un incendio declarado en el bosque cercano,

que amenazaba las cosechas y hasta las propias

casas de los habitantes. Reclamaron su

ayuda porque todos los brazos eran pocos.

Sintió la angustia de la situación y el no poder

detenerse a ayudarles. No debía llegar tarde a

la cita y, menos aún, faltar a ella. Así que con

una oración que el Señor les socorriera, apresuró

el paso, ya que había que dar un rodeo a

causa del fuego.

Tras ardua ascensión, llegó a la cima de la montaña,

jadeante por la fatiga y la emoción. El sol

comenzaba su ocaso; llegaba puntual, por lo

que dio gracias al cielo en su corazón.

Anhelante esperó, mirando en todas las direcciones.

El Señor no aparecía por ninguna parte.

Por fin descubrió, visible sobre una roca, algo

escrito. Leyó: “Dispénsame, estoy ocupado

ayudando a los que sofocan el incendio”.

Entonces comprendió dónde debía encontrarse

con Dios.

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