Es muy difícil poner un reto sobre papel. Yo prefiero
mirarte directamente a los ojos y decir: ¡Yo te reto!
En mi mente, esto es exactamente lo que estoy haciendo. Yo
estoy en un lado de la mesa; tú, en el otro lado. Te miro de frente y te digo:
¡Yo te reto!
Yo te reto, joven, a ti que vienes de un hogar de pobreza.
Yo te reto a tener las cualidades de un Lincoln.
Yo te reto, heredero de riqueza y orgullo de linaje, con tus
generaciones de valiosas existencias, tus tradiciones de liderazgos.
Yo te reto a lograr algo que hará que el futuro te señale
aún con más orgullo de lo que el presente está señalando para aquellos que han
ido antes que tú.
Yo te reto, niño o niña, a hacer que la vida te obedezca, no
tú a ella. Es únicamente un reto superficial hacer cosas tontas. Yo los reto a
hacer cosas de elevado valor.
Yo te reto, joven ejecutivo, a asumir jubilosamente más
responsabilidad, a lanzarte dentro de lo profundo, a crear magníficamente.
Yo te reto, joven autor, a ganar el Premio Nobel. Yo te
reto, joven investigador, a llegar a ser un “cazador de microbios”. Yo te reto,
niño granjero, a llegar a ser un “granjero experto” un “luchador vehemente”. Yo
te reto, hombre de negocios, a tener una “sublime obsesión”.
Yo te reto, abuelo, con tus raíces profundas en el suelo y
tu cabeza cogiendo los rayos del sol sobre la multitud, a planear un programa
de retos para coronar los años de tu vida.
Yo te reto, a ti que piensas que la vida es monótona, a
formar parte de ella. Yo te reto, a ti que eres débil, a ser fuerte; a ti que
eres opaco, a relucir; a ti que eres esclavo, a ser rey.
Yo te reto, quienquiera que seas, a compartir con otros los
frutos de tu reto. Apasiónate por ayudar a otros y una vida de riqueza
regresará a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario