El hombre, en su tierna edad,
comenzó a sentir terror,
cuando escuchaba el fragor
de violenta tempestad.
Vió en la negra inmensidad
a las centellas cruzar
rápidamente, y temblar
la tierra en un cataclismo,
y al contemplarse a sí mismo
su yo no pudo explicar.
Luego que fue troglodita,
sin saber su procedencia,
quiso abismarse en la ciencia
que es profunda e infinita…
Amó la tierra bendita,
tierra pródiga y clemente,
y, levantando la frente,
observó en las noches bellas,
que giraban las estrellas
en el espacio esplendente.
Clasificó los planetas
dando a cada cual su nombre,
y fue penetrando el hombre
en las regiones secretas
en que bogan los cometas
con sus caudas luminosas,
y se encuentran las hermosas
constelaciones formadas,
por estrellas agrupadas
en gamas esplendorosas.
Al comprender que regía
el sol las cuatro estaciones,
inventó supersticiones
y luego la idolatría;
se imaginó que existía
un Dios para cada cosa,
y en la absurda y espantosa
creencia que le cegaba,
adorando se pasaba
su creación fabulosa.
Veneró dioses ingentes
de poderes sobrehumanos,
buenos, malignos y vanos,
débiles y prepotentes;
tuvo dioses diligentes
y en su gran politeísmo,
llegó a tal su fetichismo
que al adorar, insensato,
perdiendo todo recato
creyó ser un Dios, él mismo.
Ya un poco civilizado,
únicamente vivía
a su ciega idolatría
con empeño dedicado,
queriendo ya a un dios amado
por él o a otro preferido,
por despótico o temido,
lúbrico, incestuoso o casto,
y ofrendando en holocausto
hasta su ser más querido.
Luego en la India apareció
legislador el Manú:
con Siva, Brahma y Vichnú
al dios Trimurti formó;
y el Brahmanismo alcanzó
hasta aquel dios adorado
que había sido formado,
por un dios bueno y creador,
otro dios conservador
y el destructor de lo creado.
Nace en Caldea Abrahán
y en su ferviente idealismo
al crear el monoteísmo
dirigióse hacia Canaán:
a su Dios adorarán
y habrá de ser venerado,
y aunque iba a ser victimado
porque a su Dios le era fiel,
huyó del castigo cruel
el Patriarca iluminado.
Moisés, el legislador
del antiguo pueblo hebreo,
su Dios ideó, con deseo
de que el pueblo soñador,
no adorase con fervor
los ídolos que forjaba;
y a su Dios simbolizaba
dentro de un zarzal ardiente
donde uncioso y reverente
su doctrina profesaba.
Cuando David existió,
dos largos siglos después
que predicara Moisés,
Zoroastro apareció;
su doctrina difundió
entre Medos y Bactrianos,
forjando dos sobrehumanos
dioses, del bien y del mal,
poder sobrenatural
que regía los arcanos.
Fundó Gautama el Budismo
y aconsejó con tesón
alcanzar la salvación
con el sacrificio mismo:
explicaba en su dualismo
que la vida es sufrimiento,
pues al anonadamiento
final, lo llamó nirvana,
y con su doctrina sana
creyó alcanzar salvamiento.
Cristo errando en Galilea
la fe en los pechos enciende;
al punto nace y se extiende
el Cristianismo en Judea.
Cual simbólica presea
toma El la infamante cruz,
donde muriera Jesús
por salvar la humanidad,
y llevarla a la verdad
por una senda de luz.
Surge el Islam, Mahoma,
después de haber meditado
quince años, y conformado
la religión con que asoma;
difunde como un axioma
aquella doctrina sabia
por las ciudades de Arabia,
y al fin de una guerra cruenta
en el Corán se sustenta
y a su pueblo desagravia.
Y crecen las religiones
llenas de bellas doctrinas,
y por santas y divinas
van a diversas naciones
grandes peregrinaciones
de apóstoles e iniciados,
y se les ve entusiasmados
recorrer el mundo entero,
prometiendo un verdadero
reino a los desamparados.
Y guerras se provocaron,
por ideas religiosas,
guerras cruentas y espantosas
que a los pueblos espantaron…
Los cristianos se lanzaron
contra los pueblos de Oriente,
y fue temible el torrente
de legionarios cruzados,
que marcharon obcecados
a la matanza inclemente.
Y cristianos e islamitas
peleando el Sepulcro Santo,
regaron con sangre y llanto
la tierra de los semitas,
en contiendas inauditas
y despiadada invasión.
Y en aquella destrucción
provocada por gentiles,
¡Morían, miles y miles
ciegos por la religión!
Aparece al fin Lutero
fundando el protestantismo,
y con nuevo dogmatismo
entra en pugna con el clero;
le demuestra al mundo entero
que su nueva concepción
es basada en la razón,
y de la Biblia Sagrada
que al pueblo ha sido vedada
hace pública emisión.
Y luchan Papas y Reyes,
cristianos contra cristianos,
conquistan pueblos lejanos
en donde imponen sus leyes;
vuelven incontables greyes
con empuje asolador
y coraje destructor
a la macabra campaña,
¡Y el mundo otra vez se ensaña
por el Cristo Redentor!
Las guerras de religión
de atraso sólo han servido,
puesto que al hombre ha perdido
su desmedida ambición.
Al clero, la inquisición,
cruel instrumento, monstruoso,
marcóle con tenebroso
estigma, todo un pasado
de mártires coronado
y de profetas coloso.
Todo es falaz espejismo…
Todo es ficticio y es vano…
Tan profundo es el arcano
como insondable el abismo…
Siempre el hombre será el mismo;
la existencia será veloz
pasan centurias…, milenios…
¡Nacen, viven, mueren genios
y no conocen a Dios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario