Si realmente te agradas y te aceptas,
siempre encontrarás a alguien que guste de ti y sea capaz de amarte.
El
desagrado frente a uno mismo bloquea la capacidad de relacionarse, porque las
personas que no están a gusto con su cuerpo anticipan el rechazo y evitan a los
demás: muestran miedo a la evaluación negativa, y sus niveles de ansiedad
social se incrementan exageradamente.
La coquetería y la seducción no les pasan
por la cabeza, porque se consideran ridículas en ese plan. Nunca dan el primer
paso, y si alguien se les acerca, lo ahuyentan con sus inseguridades y
prevenciones.
Gustarse es abrir los horizontes afectivos: ¿Cómo amar a quien no
se ama a sí mismo? Si no te quieres, nunca podrías procesar, aceptar o tomar el
afecto que te entregan con naturalidad y alegría.
1951 Nápoles, Italia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario